viernes, 3 de diciembre de 2010

Negocios Patrióticos

O´Higgins, Padre de la Patria, se encuentra hoy día aplastado, en plena Alameda, por la publicidad de la Universidad Central, la que llama a “los clientes”, vale decir el estudiantado, a inscribirse en sus filas. Un poco antes, para las fiestas de fin de año, al otro lado de la misma calle, frente al monumento al León de Tarapacá, un pino de navidad, adornado con enormes tapas de coca cola, iluminaba el centro cívico. Se trataba de publicidad para la famosa transnacional, probablemente a cambio de que sin costo para la Municipalidad los ciudadanos de Santiago recreasen su vista, noche y día, en esas fechas tan importantes para la cristiandad. 

Las transnacionales y las universidades, dedicadas a comerciar con la educación, parece que se disputan el centro cívico, convenciendo a la Municipalidad, a las Fuerzas Armadas y a la propia Moneda que los negocios son más importantes que la memoria de Bernardo O´Higgins y de Arturo Alessandri. Pareciera que a ninguna de las instituciones de la República le importan los símbolos patrios cuando los negocios están de por medio. 

Curioso país el nuestro. Ni en Washington, ni en Paris, ni en Londres, ni en Buenos Aires, ni tampoco en las capitales de países que nuestras autoridades y dirigentes empresariales califican de bananeros se encuentra similar publicidad que le falte el respeto a los monumentos nacionales o a las principales instituciones de esos países, aunque sea en navidades o se trate de una universidad. Curioso porque los chilenos nos caracterizamos por el chauvinismo y no vacilamos en destacar con orgullo nuestros símbolos patrios y defenderlos vigorosamente cuando se los critica. 

La explicación de esta paradoja encuentra precedentes en otros ámbitos de actividad. En efecto, el aplastante poder del dinero se ha puesto en evidencia en los medios de comunicación. Los fundamentalistas religiosos, que controlan el canal nueve de TV y la propia Iglesia, que controla el canal 13 de TV, a la hora de la verdad dejaron de lado sus “ convicciones profundas” permitiendo que se desplieguen los desnudos y las tentaciones carnales para obtener ese indispensable rating y la publicidad que viene consigo. 

¿Será lo mismo con los símbolos patrios y las instituciones de la República?

¿ Será éste un rasgo propio de la post-modernidad chilena en que cada cual hace lo que quiere si tiene plata? 

Cómo no se oye padre ni en La Moneda, ni en las Fuerzas Armadas, ni en ningún dirigente responsable uno podría concluir, entonces, que en el futuro próximo encontraremos empapelada La Moneda de la MacDonald´s a cambio de raciones de hamburguesas diarias a sus ministros, las oficinas de las Fuerzas Armadas cambiarán publicidad de la Suzuki por algunas computadoras y el Senado aceptará propaganda del Corte Inglés a cambio de buenos trajes para los honorables. 

¡ Dios salve a la Patria! 

24-02-04

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