domingo, 5 de diciembre de 2010

¿DÓNDE ESTA LA PLATA?

El Ministro Eyzaguirre dijo que había que aumentar el IVA y se fue de vacaciones a Santo Domingo. El vocero, el ministro Inzulza e incluso el propio Presidente Lagos lo desmintieron en ausencia y, cómo el nerviosismo cundió, su subrogante, Mario Marcel, disculpó al jefe diciendo que era sólo una hipótesis, entre otras, para compensar la disminución de ingresos fiscales de los TLC con la Unión Europea, Corea y EE.UU. Pero parece que no habían otras hipótesis ya que Eyzaguirre recientemente volvió a las andadas, reiterando que son indispensables algunos puntitos adicionales al 18% del IVA para cubrir el presupuesto público. 

Ninguna mente lúcida había imaginado que los benditos acuerdos de libre comercio tenían el costo fiscal que tanto preocupa al ministro de Hacienda.. 

Son sorprendentes, y además cómodos, los ministros de Hacienda que ha tenido la Concertación.. Cortados por la misma tijera del Fondo Monetario Internacional defienden con entusiasmo el equilibrio, y aún mejor, el superávit fiscal. Lo sorprendente es que siempre lo hacen a costa de la gente modesta y no de los que tienen más recursos. Los ingresos para la caja fiscal provienen en un 50% del IVA, vale decir cargan proporcionalmente a la gente de más bajos ingresos. Y cuando se trata de los gastos las platas siempre escasean para la salud, la educación y para los jubilados. 

Además, nuestros ministros de Hacienda, incluido Eyzaguirre, son cómodos. No se han dado el trabajo de investigar otras fuentes de recursos que carguen a los que tienen más y alivien a los modestos consumidores de Chile. Porque a los grandes consumidores no le hace cosquillas que el IVA suba en uno o dos puntos más y sí a la dueña de casa que compra el kilo de pan diario o al trabajador que le aumentan el boleto de la micro todas las semanas. 

Pero tiene razón Eyzaguirre que se necesita plata para que el Chile Solidario y la ley de exonerados no sean sólo retórica. También tiene razón porque hay que mejorar la salud pública, con Auge o sin él; o, para que hayan becas en favor de los estudiantes pobres. En todo esto tiene razón. Y hay que apurarse porque viene el 21 de mayo y el segundo piso de La Moneda no sabe que discurso prepararle al Presidente. 

Dónde no tiene la razón Eyzaguirre es en su obsesión de obtener los recursos de la gente modesta. Porque hay otras alternativas. Al menos puedo sugerir tres: no gastar US$ 650 millones de dólares en aviones de combate F 16; que las empresas privadas mineras comiencen a pagar sus impuestos; y que el gobierno aumente su endeudamiento internacional, el que aún es bajo 

Ninguna de las tres alternativas propuestas significa reformular el sistema impositivo chileno, que tanta urticaria causa a los grandes empresarios. Para mi gusto -y no para discutirlo ahora- lo ideal sería un reordenamiento impositivo con un IVA mucho más bajo, pero con impuestos directos más altos a las utilidades no reinvertidas de las empresas. 

Lo que propongo para la contingencia es simplemente reorientar el gasto destinado a los aviones de combate F 16 y que Eyzaguirre lo utilice para cubrir su déficit. Si esto no le alcanza que le exija a la minería privada que pague sus impuestos, la que curiosamente viene declarando pérdidas a lo largo de muchos años. El caso de la Disputada de las Condes no es el único. En realidad, de las 47 empresas privadas existentes, 44 han declarado pérdidas gracias a sus arreglos contables y a una inapropiada regulación minera. Como consecuencia de este sistema estrafalario, entre 1991 y el año 2001 los impuestos promedio por tonelada de cobre pagados por Codelco representaron un 29 % del precio final mientras que los pagados por la minería privada alcanzaron un 5%. O sea, la empresa estatal tributó varias veces más que la minería privada, en condiciones que ésta tiene una producción un 30% mayor. 

Esta es la tarea que tienen que realizar nuestro Ministro Eyzaguirre y sus expertos antes de intentar convencernos que debemos pagar un IVA mayor. Debieran investigar las triquiñuelas de la minería privada del cobre, que curiosamente produce pérdidas cada año, y proponer una legislación correspondiente para volver al orden natural de las cosas: proteger nuestro cobre y que nos paguen lo que vale. Ni siquiera Molano, ese analista financiero que se dedica a evaluar el riesgo país de Chile, se molestaría si las mineras privadas pagarán sus impuestos como debieran. 

En la minería está la plata. Con estos recursos el Ministro de Hacienda cumpliría con su gran pasión, además de la guitarra, de materializar el superávit de la caja fiscal que le ha sido tan esquivo. Y, finalmente, le queda al Ministro Eyzaguirre el recurso del endeudamiento internacional en condiciones de muy bajo costo. 

Pero, por favor, Sr. Ministro, no siga cubriendo la caja fiscal a costa de la gente modesta porque el cansancio social y político ya no lo resisten ni el gobierno ni la Concertación. 

22-04-03

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