miércoles, 8 de diciembre de 2010

NO DA PARA MAS

La corrupción no da para más. El caso de Chile-Deportes es la última gota. Antes fueron las coimas, el MOP-Gate y las platas italianas. Por añadidura los vasos comunicantes entre la política y los negocios han sido manifiestos, y se multiplicaron al término del Gobierno de Lagos. Sin respiro ni decencia ex ministros, subsecretarios y superintendentes de instituciones reguladoras se han convertido en ejecutivos, miembros de directorios o directamente en lobistas de empresas privadas. La superioridad ética de la Concertación se acabó. Fue liquidada por un grupo de aventureros, ansiosos de poder, que echan mano a cualquier medio para adueñarse de los partidos políticos y ganar elecciones. Para ellos no existen principios y los programas son de papel. Este es el festín de la derecha. 

Para enfrentar la corrupción hay que actuar radicalmente y para tener éxito hay que apelar a la política; no a la tecnocracia, como quiere la derecha. En primer lugar, estableciendo un plazo largo, a lo menos dos años, para que las autoridades públicas renunciantes puedan asumir cargos ejecutivos en empresas privadas. En segundo lugar, legislando contra el lobismo, lo que debiera traducirse en que los contactos empresariales con las instituciones públicas sólo puedan realizarlas empleados de las empresas privadas y no personas o consultoras contratadas ad-hoc para esos propósitos. En tercer lugar, se debiera eliminar el sistema de donaciones de empresas como fuente de recursos para campañas políticas, cubriéndose completamente su financiamiento con recursos públicos. Finalmente, los recursos públicos destinados a programas sociales o actividades similares debieran transparentarse absolutamente, mediante licitaciones y/o con información pública de las asignaciones entregadas. 

Tampoco la economía da para más. Los economistas, de Gobierno y oposición que, en realidad, no piensan muy distinto, pronosticaron a fines del año pasado que la tasa de crecimiento sería un 6% y, ahora, con suerte, alcanzará un 4,5%, persistiendo un desempleo abierto que se acerca a las seiscientas mil personas. Los economistas del establishment no entienden lo que pasa en el país producto de esa extrema ideologización que atribuye una confianza ciega al mercado. Y por ello sus errores de pronóstico. No quieren entender que el dólar librado a su suerte se mantendrá inevitablemente bajo, inhibiendo las inversiones y la actividad productiva Tampoco entienden que la economía no podrá mejorar ni reducir el desempleo si el Banco Estado persiste en una política de tasas de interés que estrangula a los pequeños empresarios, mientras el Ministerio de Economía les ofrece retórica y apoyos marginales. 

Finalmente, la educación no da para más. Con una comisión que se eterniza han aumentado las ansiedades y tensiones en los estudiantes. Los jóvenes se merecen respuestas más ágiles. Ahora, después de la segunda protesta, han optado por boicotear la prueba Simce. Es que ya no creen en promesas. No debiéramos sorprendernos, entonces, si la rebeldía estudiantil se agudiza en los próximos meses. Es por ello que los jóvenes han renunciado a la política y buscan mecanismos directos para reivindicar sus derechos. 

La economía, la educación y la corrupción se encuentran en el centro de las preocupaciones ciudadanas y, como están, no dan para más. Estos tres temas requieren de un tratamiento rápido, eficaz y sistemático para que el país supere sus principales cuellos de botella. De no ser así el futuro económico y político estará marcado por la incertidumbre. 

07-11-06

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