lunes, 27 de diciembre de 2010

RIESGO PAIS, DOLAR Y TLC

Resulta paradójico. Se cerraron en diciembre las negociaciones para un TLC con los Estados Unidos y se argumentó que con ello se fortalecería el peso y mejoraría el riesgo país. Ni lo uno ni lo otro. En los últimos días de febrero el dólar se acercó a los $760 y la clasificadora Fitch colocó a nuestra economía en una mayor posición de riesgo al pasar desde A+ a AA-. Sucedió exactamente al revés de lo que pronosticaron los economistas y adoradores del TLC. Con éstos hay que pedir siempre por abajo. Nunca aciertan. Seguro que inventarán ahora que la guerra con Irak es la culpable, qué el petróleo, que vivimos un mundo muy peligroso y que..”ceteris paribus”. 

Para los economistas, la responsabilidad la tiene siempre el empedrado excepto cuando aciertan en sus pronósticos, que es casi nunca. 


El argumento principal en Chile - el beneficio, se dice- para fundamentar el TLC con los Estados Unidos ha sido el “ sello de garantía” que le significa a un pequeño país establecer un acuerdo comercial con la primera potencia del mundo. 

Ese “sello de garantía” es el que supuestamente asegura que se reduzca el riesgo país, porque con el acuerdo se abrirían nuevas oportunidades de inversión, con reglas del juego no sólo garantizadas por nuestro modesto país sino por las reglas del juego impuestas por la economía más creíble del mundo. Son, entonces, los Estados Unidos los que le colocan a Chile el visto bueno de país sano para los negocios, de economía respetable. 

Más allá de dignidades y soberanías, que en tiempos de globalización y postmodernidad muy pocos valoran, la verdad es que los datos de la realidad comienzan a probar que los inversionistas mundiales y los locales tienen en cuenta factores más tradicionales que un TLC a la hora de adoptar sus decisiones: la dimensión del mercado, el costo y calificación de la fuerza de trabajo y la fortaleza de las instituciones. De otro modo no se explica que las inversiones sigan fluyendo a países con mucho más alto riesgo país que Chile.

Sin discutir los componentes específicos del TLC Chile-EE.UU, el costo que ya ha tenido nuestro país para cerrar negociaciones económicas con los Estados Unidos ha sido alto: comprar aviones de combate F 16, para molestia de vecinos y europeos; hacer publicidad gubernamental a la empresa MacDonald´s, a pesar de la obesidad de los niños; y,crecientes problemas en las relaciones con los países de Sudamérica. Pero, lo más difícil se presentará en los próximos días: la guerra con Irak. 

Con Chile en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, nuestro representante Juan Gabriel Valdés no podrá dormir tranquilo con la duda hamletiana de optar por el proyecto de guerra de los Estados Unidos o la alternativa francoalemana para que se imponga la paz y el multilateralismo. 

Si triunfa la dignidad del nó frente a la acción bélica norteamericana no habrá TLC y se borrará de una plumada ese largo esfuerzo de materializar un entendimiento económico con la primera potencia del mundo. Si, en cambio, se persiste en la línea de coincidencias con la política exterior norteamericana y se apoya la guerra contra Irak, habrá TLC pero se confirmará que la alianza estratégica con los Estados Unidos no sólo es económica-cultural sino político-militar. 

En esta segunda alternativa, la más probable, el gobierno deberá preparar muchas explicaciones frente al mundo político, la sociedad civil y los vecinos de la región. Porque, al final de cuentas, en cuanto al TLC la contabilidad de costos esta resultando muy elevada mientras que los supuestos beneficios, de una moneda nacional firme y un mejor riesgo país, han sido sólo una ficción de economistas enamorados de los Estados Unidos. 

26-02-03

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