sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Navarro o Viera Gallo?

El Mercurio, editorializa en defensa de Viera Gallo, señalando que los partidos políticos no pueden seleccionar a sus líderes sobre la base de la competencia por popularidad. El costo sería el populismo. El Mercurio respalda así la meritocracia, algo así como el voto censitario del siglo 19, que tan buenos frutos le dio a la clase dominante. Viera Gallo tendría más méritos que Navarro. Pero, la calificación de méritos para El Mercurio es distinta a la que tienen los ciudadanos de Concepción. 

No son los discursos efectistas, como cree El Mercurio, los que han afectado a los partidos políticos, sino el que éstos no le respondan a la ciudadanía. Lo que se dice no se hace. La desesperación por encaramarse al poder, a cualquier costo, es rechazada por la opinión pública. 

El doble discurso cansa a la ciudadanía. Los que critican al neoliberalismo en la tribuna, le rinden pleitesía al mercado en la práctica. Los que hasta hace poco se preocupaban por el excesivo poder de los grupos económicos, ahora se convierten en sus empleados o utilizan sus dineros para campañas electorales. 

La derecha se robó el patrimonio público, pero la Concertación tampoco ayuda a la transparencia. 

Las alamedas no se han abierto completamente y los nuevos hombres brillan por su ausencia, porque les cierran las puertas antes que entren a los locales partidarios. 

El actual proceso electoral lo hace evidente, llevando al extremo una peligrosa forma de hacer política, especialmente en el Partido Socialista. 

Viera Gallo no tiene reparos en conseguir apoyos de La Segunda, El Mercurio y de sus parientes, Piñera y Chadwick, para aferrarse a una senaturía. El mejor senador, según se dice, experto en materias constitucionales. Pero aquí no estamos en el terreno académico, sino en el político. Y el parlamentario está para representar a la sociedad, a su región. Y el socialista está para representar a los desprovistos de oportunidades. 

El diputado Navarro ha apoyado a los indígenas, defiende el medio ambiente y a los consumidores engañados, ha enfrentado a empresarios inescrupulosos y ha cuestionado la corrupción en cualquier lugar que se encuentre. Es crítico de ciertas decisiones del gobierno. ¿Y qué? ¿Acaso estamos en una monarquía? 

Es un parlamentario con declaración patrimonial y su página web hace transparente su trabajo político. Es esto lo que le otorga a Navarro el apoyo de la ciudadanía de Concepción. Lo dicen las encuestas y el sentido común. 

Sin embargo, según algunos, habría señales que la nominación de Navarro por apenas cuatro votos en el Comité Central es parte de una nueva conjura de Escalona; ésta vez, para arrebatarle la presidencia del PS a Nuñez, en momentos del inevitable triunfo de Michelle Bachelet. Quizás sea así. No pongo mis manos al fuego ni por Escalona ni por Nuñez. Ambos hacen lo contrario de lo que dicen. 

Todo se puede esperar del juego político de pasillos y de la pequeña corruptela que privilegia la pasión por el poder en vez de la pasión por transformar una sociedad injusta. 

Así las cosas, con un socialismo chileno que se ha olvidado de sus principios y programas, prefiero optar por el candidato reconocido por la sociedad civil, antes que por el de los poderes fácticos. 

Si las ideas y los principios no sirven como aglutinante, y se privilegia el amiguismo y la componenda, prefiero quedarme solo. 

03-08-05

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