viernes, 18 de marzo de 2011

Peligro nuclear

El interés por construir plantas nucleares se encuentra siempre presente en  economistas, tecnócratas, empresarios y políticos vinculados a éstos. Información oscura  y supuestas fragilidades de otras fuentes de energía son utilizadas para promover el negocio. Sin embargo, la mayoría ciudadana no está dispuesta a asumir los riesgos que significa la energía nuclear. El secretismo, la alta rentabilidad y un lobby poderoso que caracterizan esta actividad bloquean la transparencia que ella exige. Gracias al lamentable terremoto en Japón y consiguiente emergencia nuclear aparece nuevamente en la agenda inmediata el rechazo a la utilización de esa fuente de energía.


En Chile, inmediatamente después del terremoto de Japón, y ya conocida la grave emergencia nuclear, se conocieron opiniones, de funcionarios de gobierno y expertos en la materia (El Mercurio, 12-03-11): “No exageremos. Hay que hablar con información válida”(Golborne, Ministro de Energía y Minería); “Suponemos que las tecnologías evolucionarán para hacer estas situaciones menos recurrentes” (Hugh Rudnick, profesor de la Universidad Católica; “Chile no ha descartado la energía nuclear y hay que esperar como evolucionan los hechos” (Jaime Salas, Director Ejecutivo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear; “En el largo plazo la energía nuclear va tener que entrar a Chile”, Sebastián Berstein (ex Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía).  Estas afirmaciones, altamente irresponsables, ponen de manifiesto el compromiso a priori de los hacedores de la política energética con el negocio nuclear y en defensa de su actividad profesional por sobre los intereses de la población.


Estas mismas personas animaron una reciente visita a Francia, encabezada por Golborne, para buscar opciones en energía nuclear. Dos poderosos empresarios fueron nominados para la presidencia del grupo de trabajo: Gerard de Mestralled por Francia y Guillermo Luksic por Chile. Es curioso, por decir lo menos, que a los propios empresarios privados, interesados en el negocio nuclear, se les haya responsabilizado para dirigir la comisión mixta entre ambos países.  Al mismo tiempo,  con ocasión de la visita del Presidente Obama a Santiago se suscribirá un  memorándum de entendimiento sobre cooperación nuclear entre Chile y los EE.UU., lo que resulta manifiestamente cuestionable.


La opción nuclear para la producción de energía no exige mayores análisis después del desastre en Japón. No hay nada más que estudiar. Está todo dicho. Y no se trata de exageraciones. Los sismos en Chile tienen características similares a los que se han producido en Japón. Si en este país ya son varias las plantas que se han incendiado y están emitiendo radiaciones, es de imaginar lo que sucedería en un país subdesarrollado con menos recursos humanos y materiales. No hay garantías de seguridad.


Para los olvidadizos es bueno recordar la gran cantidad de desastres nucleares, con origen en malos manejos o por eventos de la naturaleza, desde que se inventó esta fuente de energía. Los más destacados han sido Kyshtym y Chernobyl, en la Unión Soviética, en 1957 y 1986; Windscale en Gran Bretaña, 1957; Three Mile Island en Estados Unidos, 1979; Tokaimura. Japón, 1999.  Hay muchos más, pero en éstos se cuentan miles de muertos, enfermos de cáncer y evacuaciones masivas como consecuencia de esas crisis nucleares.


Los graves daños que las centrales nucleares han provocado en los seres humanos, y el que hoy día sufren los habitantes de Japón, constituye una razón poderosa para renunciar a esa peligrosa energía. Ello es especialmente claro en un país sísmico como Chile. Existe un argumento adicional que también desafía el lobby nuclear: la dificultad para erradicar el almacenamiento de los residuos, que conservan la radiación por cientos de años, cuestión que no se ha podido resolver desde que hiciera aparición la industria nuclear.


Las condiciones geográficas de Chile lo condenan a sismos periódicos. Pero, al mismo tiempo, su larga extensión, pronunciada cordillera y vasto mar le ofrecen un inmenso potencial para el desarrollo de variadas fuentes de energía sin riesgos, no contaminantes y amables con el medio ambiente: solar, eólica, mareomotriz, geotérmica, entre otras. En consecuencia, la energía nuclear es peligrosa y no se justifica.



16-03-11

viernes, 4 de marzo de 2011

También nos quitaron a Bielsa

Nos quitaron a Bielsa. Hace algunas semanas lo obligaron a irse. Nos dejó tantas cosas: un futbol ofensivo y valiente, una selección sin complejos, el triunfo inédito ante Argentina, la clasificación para Sudáfrica y un digno mundial. Entregó fuerza a esos muchachos modestos y tímidos, de población, que ahora hablan sin complejos y juegan con talento en las mejores ligas europeas. Por eso queremos a Bielsa, pero sobre todo lo queremos por su consecuencia profesional y humana. Nunca renunció al juego ofensivo, incluso frente a Brasil; y, siempre dijo lo que pensaba, hasta el final, en sus dos conferencias de prensa. Segovia y Jadue quedaron reducidos a la nada frente a la presencia moral de Bielsa.

Los dirigentes de los clubes, especialmente de los tres grandes, convertidos en sociedades anónimas en el gobierno de Lagos, se asustaron con el liderazgo de Bielsa. Temieron que su inteligencia y honradez se extendiera a todo el futbol nacional y se instalara como conciencia crítica colectiva, incluso más allá del deporte. El sistema no lo podía permitir. Se asustaron los poderosos de siempre. Esos que se adueñaron de las fábricas, la minería, los servicios públicos (que ahora son privados), las farmacias, los supermercados, la educación, la salud y la previsión. Los dueños del poder y la riqueza, ahora propietarios de los clubes de futbol, igual que en las dictaduras comunistas, no podían aceptan la menor disidencia, ni un resquicio. Y Bielsa los complicaba, los ponía nerviosos, los denunciaba con su sola presencia.

A los dueños de Chile les molestó especialmen te que Bielsa, después del terremoto del 27/02, justificara a esas personas que, en medio del desorden, se llevaban televisores de las tiendas comerciales. El rosarino dijo: de que se quejan si los empujan a robar. Les dicen que es tonto no tener un plasma para el mundial y que con 100 cuotas, al  crédito, te lo llevás. Este sí que es un robo, dijo Bielsa, con ese costo usurero del crédito. Los propietarios de los clubes, y dueños del país, no podían aceptar se les cuestionara esas inmensas ganancias que obtienen mediante las tarjetas de crédito, mecanismo de expoliación a los consumidores pobres. Los medios de comunicación hegemónicos, también controlados por los grupos económicos, pusieron el grito en el cielo con la reflexión filosófica de Bielsa, pero no lograron desprestigiarlo.

Piñera también fue acusado de la salida de Bielsa. Aunque ahora parece arrepentido pues su popularidad se redujo fuertemente al conocerse de ciertas operaciones políticas que lo responsabilizaban. Sea verdad o no, el Presidente y el Director de la selección nunca se tragaron. Estilos y concepciones distintas. Uno, extrovertido que quiere estar en todo y exige permanente presencia mediática; el otro, introvertido, reflexivo y distante de la prensa. Además, Bielsa no es de derecha y no aceptó ser utilizado por un gobierno ligado a los empresarios. Cuando el Presidente Piñera lo intentó la molestia del entrenador fue evidente y la observó todo el país.

Al final de cuentas, la salida de Bielsa ha sido responsabilidad de los dueños del país. Ellos nos quitaron la alegría de contar con el mejor director técnico para nuestra selección.  Sus operadores están en la Universidad de Chile, con Yuraseck, enriquecido al alero de Pinochet y gracias a la privatización de ENDESA; en Colo Colo, con Guillermo Mackenna, socio del estudio jurídico Vial, protegido de Ruiz Tagle, actual subsecretario de Deporte; y, en Universidad Católica, con Jaime Estévez, ex Ministro de Lagos y, ahora, empleado de Luksic y operador de Saieh.

Es triste lo que ha sucedido a los chilenos y a los hinchas del futbol. Ya no tendremos ese futbol vertiginoso, sin complejos de inferioridad, que nos entregara el rosarino. Y sobre todo ya no escucharemos sus reflexiones honestas y transparentes y tampoco veremos la continuidad de un trabajo en que coinciden el pensamiento, el decir y el hacer. Nos quitaron a Bielsa, como tantas otras cosas. Pero no nos podrán quitar la memoria ni tampoco la esperanza.



21-02-11

La decision de Bush

El ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, afirma en su libro de memorias, “Decision Points”, que dejar de beber fue la decisión más dura de su vida. Destacable esfuerzo. No es fácil dejar de ser alcohólico y menos informarlo públicamente. Esa decisión contrasta con otra, que le resultó menos difícil: autorizar a las fuerzas armadas de su país la aplicación de torturas para extraer información a los detenidos en la guerra contra los árabes.

En sus memorias, Bush califica de moral, legal y eficaz el uso del "ahogamiento simulado" para enfrentar los desafíos bélicos en Irak y Afganistán. Esta admisión pública sobre torturas, con la utilización del “submarino” sobre los detenidos le está significando cierto costo al ex Presidente. En efecto, es el motivo por el cual Amnesty International y otros activistas de derechos humanos han solicitado iniciarle juicio internacional, lo cual le ha impedido viajar a Suiza a presentar precisamente su libro.

Por otra parte, Amnesty International ha cuestionado el desinterés de la actual Administración norteamericana por investigar la responsabilidad de Bush en los casos de tortura -ahora autoconfesión- en Guantánamo y Abu Ghraib. Ante tal pasividad, Amnesty aplicó un requerimiento judicial ante las autoridades suizas con el argumento que los países suscriptores de las convenciones contra la tortura tienen la obligación de investigar, detener si es necesario y, si hay pruebas, procesar o extraditar a sospechosos de la comisión o autorización de esos malos tratos.  

El caso de Bush tiene cierto parecido al del Pinochet, el ex dictador chileno. Éste, detenido en Londres, precisamente por delitos de lesa humanidad, tuvo la suerte de recibir la protección de su gobierno y eludir la justicia internacional. Ello le permitió retornar a su país, dónde se realizaron algunos juicios en su contra. Por su parte, la Administración norteamericana protege al ex Presidente, evitando su juzgamiento en terceros países; sin embargo, no existen indicaciones que Bush sería enjuiciado en su país por delitos de promover la tortura.


El respaldo a la tortura en las memorias de Bush constituye una vergüenza para los Estados Unidos y eludir su enjuiciamiento constituye un serio revés para su democracia.


Es bueno recordar que el ex Presidente  Bush impulsó y defendió vigorosamente la guerra contra Irak. Argumentó que “sus inspectores” habían identificado “docenas de armas de destrucción masiva” y que sin la actuación militar el dictador habría continuado su programa armamentista, con peligros insospechados. Esto se probó completamente falso, pero aún así, y de forma unilateral impulsó la guerra contra Irak, destacando en su discurso al Congreso que los Estados Unidos nunca solicitarían permiso para defender la seguridad de su propio pueblo.

En consecuencia, fueron el unilateralismo y las mentiras las que fabricaron las guerras en Irak y Afganistán. De esta manera Bush eludió el rol de  Naciones Unidas, al mismo tiempo que renunciaba a la participación norteamericana en el Tribunal Penal Internacional.


Esta vez Bush no miente. De forma abierta, y sin arrepentimiento, reconoce en Decision Points que apoyó y alentó la violación de Derechos Humanos, aprobando la tortura como herramienta legal y llevándola a la práctica con numerosos prisioneros. Si el Presidente Obama desea recuperar el respeto para su país, perdido durante los ocho años de Bush, debería promover su enjuiciamiento. Hay que aplaudir la decisión del ex Presidente por terminar con el alcoholismo, pero no se puede hacer lo mismo ni tampoco mantener silencio con su apoyo y justificación de la tortura. 

 

15-02-11