El pasado 23 de agosto, Sebastián Edwards, Eduardo Engel y Andrés Velasco, se reunieron en el CEP con la cúpula de los grandes empresarios y con el Presidente Lagos. Coincidentemente, estos tres talentosos economistas estudiaron en el Saint George, colegio que los formó sólidamente en la lengua de Shakespeare para que posteriormente pudieran especializarse en universidades norteamericanas. Algunos mal pensados han sugerido que vinieron especialmente desde los Estados Unidos para dar credibilidad a la tesis del Ministro Eyzaguirre de que el lobo feroz de la recesión que recorre la región no podrá aplastar a la economía chilena como ha sucedido con nuestros vecinos latinoamericanos. Nuestra casa, ha dicho, está construida con sólidos ladrillos igual que en el cuento del lobo y los tres chanchitos.
Por tanto, si se persevera en la misma estrategia y en la misma política económica de los últimos 20 años el soplido del lobo feroz no podrá con nuestro blindaje macroeconómico. Todo indica que los tres chanchitos del Saint George, ahora residentes en los Estados Unidos, fueron invitados para agregar cimientos a nuestra sólida casa de ladrillos.
Las autoridades económicas y los grandes empresarios escucharon con satisfacción a Velasco, Engel y Edwards, ya que éstos dijeron exactamente lo que esperaban escuchar: el superávit estructural es buena cosa; la competencia promueve el crecimiento, pero no hay que excederse en las regulaciones a las empresas; los impuestos son intocables, porque pueden aumentar el “riesgo país” y afectar la inversión; la flexibilidad laboral y la baja de los salarios es la clave para ser más competitivo; y, si la plata falta en la caja fiscal habrá que privatizar las últimas empresas públicas que quedan.
Aunque no hubo novedades en las sugerencias, la reunión terminó con aplausos. Corbo, Fontaine y el resto de los economistas criollos que asesoran a los bancos y a las grandes empresas hace años que vienen diciendo exactamente lo mismo, mientras el desempleo sigue aumentando, la distribución de ingresos se hace más regresiva y el PIB no supera el 2%.
Después de este notable despliegue de inteligencia e imaginación que se vivió en el CEP, los tres chanchitos volvieron a Estados Unidos, con boletos de primera clase, para inventar nuevas fórmulas que resuelvan los problemas del desarrollo y ayuden a los desposeídos de la tierra. Los grandes empresarios se quedaron más tranquilos, ya que los economistas residentes en Estados Unidos les daban la razón. Las autoridades económicas, con el aval de estos tres especialistas, podrán continuar con su propuesta de “crecimiento con igualdad”.
Con este sólido respaldo se podrá perseverar en la misma estrategia y en la misma política económica. Todos quedaron felices, excepto aquellos que no importan: los desempleados, los pequeños empresarios, los jubilados y los estudiantes..
27-08-02
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