sábado, 11 de diciembre de 2010

SCHAULSOHN: CANDIDATO PERDEDOR

Schaulsohn ganó la candidatura a Alcalde por Santiago. Desplegó todas sus energías para bajar a Trivelli, quien aparecía en las encuestas como seguro triunfador y varios cuerpos adelante del candidato PPD. La negociación política entre los partidos de la Concertación probó, como tantas veces, que las cúpulas han reemplazado por completo la voluntad de las personas, en este caso de los votantes de la Concertación y de la ciudadanía santiaguina. 

Schaulsohn ha proclamado urbi et orbi su postura liberal en lo económico y pro-norteamericana en lo internacional. Lo hace desde sus columnas en El Mercurio y La Tercera, dónde encuentra una calurosa acogida. En ellas ha escrito en favor de la “flexibilidad laboral”, en apoyo a la invasión a Irak y en defensa del gran capital nacional y transnacional. Se mueve como pez en el agua en las cúpulas del poder. Hizo lobby en favor del Grupo Saieh, cuando a nombre de éste intentó bloquear la publicación del libro de Olivia Monkeberg sobre los grupos económicos en Chile. 

Sus ideas sobre Santiago anuncian reeditar la política represiva de Ravinet para “ limpiar” las calles del Centro de los comerciantes informales y de los “cafés con piernas”. En suma, zanahoria para los poderosos y garrote para los débiles. 

De Trivelli no es mucho lo que se puede decir sobre sus visiones globales. Es un buen comunicador y no le hace asco a la farándula. Pero, sí hay que reconocer que se le percibe cercano a la ciudadanía y, en su condición de Intendente, no se ha caracterizado por promover la represión. 

En realidad, más allá de los nombres de Schaulsohn y Trivelli, lo que importa destacar es la triste imagen que dieron los dirigentes de la Concertación en el proceso de negociación para la Municipalidad de Santiago y el grave error que significa elegir a un candidato perdedor. Dígase lo que se diga, Trivelli triplicaba al elegido y era el que querían los santiaguinos. 

Las razones de la imposición de Schaulsohn son oscuras, pero se pueden suponer. Barrueto cayó rendido ante las manipulaciones fácticas, que son parte del patrimonio de Schaulsohn y que incluyen el acceso a la “gran prensa” y al mundo empresarial. Zaldivar probablemente se tentó con la posibilidad de multiplicar sus alcaldes para afirmar el terreno de la DC hacia la batalla presidencial. Y, Gonzalo Martner, después de un berrinche, la dejó pasar sin argumentos para defender una posición de principios, habida cuenta del precedente de Camilo Escalona en la senatorial de Santiago-Sur. 

Así las cosas, una vez más perdió la política, esa con “ P mayúscula” como decía un amigo mío. Y, también, se impuso la desigualdad, como destaca Cortés Terzi. Porque ésta no sólo se encuentra en lo económico-social sino también se reproduce a diario al interior de los partidos políticos. Siempre ganan los que tienen acceso al billete, los que monopolizan la información y los que tienen vínculos con los poderes fácticos. 

Qué nadie se sorprenda, entonces, con la magra inscripción juvenil en los registros electorales. Qué no cause escándalo que el Cuerpo de Carabineros tenga un prestigio cuatro veces mayor que los partidos políticos. Qué nadie se lamente cuando el candidato de la Concertación pierda nuevamente la Municipalidad de Santiago en favor del delfin de Lavín. 

El triunfo de éste no habrá sido por méritos propios sino por la equivocada decisión de los dirigentes de la Concertación. 

Schaulsohn es un candidato derrotado por adelantado. 

03-05-04

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