Poco sirvió la visita de Stiglitz a Chile. Quizás ayudó al propósito del senador Ominami, que busca credibilidad para convencer que ahora está distante del neoliberalismo. Contra las sugerencias del premio Nobel, se instaló en el país la discusión en torno a las privatizaciones. Pareciera que la desesperación de La Moneda, del Ministerio de Hacienda y de la SOFOFA por el incumplimiento de los pronósticos de crecimiento y empleo, se trasladó a los partidos de la Concertación.
Ofensiva privatizadora
Girardi no imaginó que la propuesta privatizadora de la reunión de Olmué terminaría en una completa confusión. Es probable que se haya dejado convencer por su amigo Jorge Schaulsohn. El discurso parecía redondo. Con la venta de la ENAP y el resto de las sanitarias se podría financiar los proyectos sociales anunciados por el Gobierno; con ello se le daba una mano a Eyzaguirre, para financiar el déficit fiscal; y, de pasada, se le mostraba al país que el PPD no tenía prejuicios ideológicos respecto del tema de la propiedad de los bienes públicos.
Adicionalmente, una reunión de la plana mayor del PPD, con la presencia de Allamand, era un escenario perfecto para ayudar al proyecto liberal transversal de Jorge Schaulsohn. Así las cosas, socialdemócratas y liberales del PPD firmaron con gusto el documento sobre la conveniencia de privatizar las sanitarias y ENAP.
Los senadores Foxley y Boeninger no desperdiciaron la oportunidad. Eso sí, agregaron la empresa de Correos al afán privatizador del PPD, luego del diagnóstico catastrofista que hizo el Ministro Eyzaguirre en la casa del ex-Presidente Frei.
El Ministro de Hacienda, al declarar el agotamiento de la política de tasas de interés y la insuficiencia de la caja fiscal como herramientas para la reactivación, sin querer queriendo, le dio un empujón final a la propuesta de Girardi. Por tanto, en la casa de Frei se constituye en los hechos un bloque de senadores por las privatizaciones, aún cuando el ex Presidente y Ominami señalaran la necesidad de obtener apoyo político para la iniciativa. Para ello, se requería mantener la confidencialidad.
Confusiones y rechazos
El senador Foxley, probablemente molesto porque el PPD aparecía encabezando una propuesta de liberalismo económico de la cual él se considera su legítimo líder, no mantuvo la boca cerrada. Anunció urbi et orbi que era posible conseguir US $ 2.800 millones por la venta de los activos estatales y que no se resignaba a la mediocridad existente. La reacción contra la iniciativa tensionó a los partidos de la Concertación y al Gobierno. Se constituyó un frente antiprivatizador, con los senadores Lavanderos, Pizarro, Nuñez, Gazmuri y Avila.
En el PS, Camilo Escalona, Juan Bustos y Sergio Aguiló rechazaron rotundamente el proyecto, dejando en mal pie a Ominami, quien ya se había olvidado de Stiglitz y del Congreso del PS. Desde el Gobierno, el Presidente Lagos fue categórico en rechazar las privatizaciones; las vacilaciones que había mostrado Heraldo Muñoz terminaron y el virtual apoyo a la venta de las empresas públicas de Eyzaguirre tanto en el PPD como en la casa de Frei se transformaron en rechazo, frase original mediante: “ privatizar es pan para hoy y hambre para mañana.”
Aumentó la confusión ciudadana con la forma de hacer política. Quedaron en evidencia alianzas espúreas, discursos dobles, compromisos de silencio, traición a los compromisos, señales contradictorias y una preocupante división en la Concertación. El tema de las privatizaciones puso en el tapete dos hechos de significación. En primer lugar, reiteró la falta de claridad de los economistas y políticos de la Concertación en torno a lo que realmente sucede en la economía chilena y los instrumentos para reactivarla.
Lo único que se les ocurre a los políticos líbero-socialdemócratas de la Concertación para reactivar la economía es apelar al instrumental sugerido por el FMI -o sea a las privatizaciones, además de la “flexibilidad laboral”-, insistiendo así en la misma estrategia que ya mostró su fracaso en América Latina y que hoy se manifiesta en Chile. En segundo lugar, quedó en evidencia la crisis de liderazgo que corroe las filas del conglomerado de gobierno, lo que unido a la confusión existente en el mundo empresarial y al desorden en el bloque de derecha, genera crecientes desconfianzas ciudadanas.
Todo indica que estamos en un momento de inflexión que requiere de una nueva estrategia para encarar los tres años de gobierno que restan. Aprendamos de Stiglitz. Una nueva estrategia, que incluya la reactivación económica, no va por la línea de privatizaciones ni por disminuir el papel del sector público. Foxley dice que no le gusta la mediocridad. Pues que plantee algo nuevo, original y no las mismas recetas del FMI y de Buchi.
Reactivar con nueva estrategia
Para reactivar la economía y generar empleos se necesitan recursos y éstos debieran provenir de la emisión de nuevos bonos soberanos; en ello coincidimos con el Presidente Lagos. Sí la buena macroeconomía sirvió para algo fue precisamente para que bajara el riesgo país y ahora hay que aprovechar tal condición, endeudándose el sector público a bajo costo. También decimos junto al Presidente Lagos, que las empresas mineras privadas deben pagar sus impuestos para atender las necesidades de todos los chilenos.
Los impuestos de la minería privada y los recursos provenientes de los bonos soberanos debieran ser suficientes para animar tanto la actividad de corto plazo como para redefinir la estrategia de desarrollo del país. En efecto, para que se reactive la demanda interna y el empleo no basta con aumentar las exportaciones, menos sí se trata de recursos naturales.
Se necesita que se reanimen las Pymes, la demanda de los consumidores y la actividad de infraestructura. Con tal propósito, las Pymes necesitan un Banco del Estado (no un BancoEstado) que termine con la retórica y baje efectivamente las tasas de interés a los pequeños empresarios, dejando de comportarse como un banco privado.
Las Pymes son verdaderas creadoras de empleo y ayudarán a estimular el consumo si se las trata con la misma vara crediticia que al gran empresario. Complementariamente, si se quiere estimular la demanda interna se puede incluso bajar el IVA como lo han propuesto algunos economistas serios. Comprometerse desde ya en nuevas actividades de infraestructura también es reactivador y genera empleo, para lo cual la construcción de la Ciudad Cívica en Cerrillos, que propone el Presidente, debiera ser un aporte.
Reactivación inmediata y nueva estrategia pueden complementarse. Ésta significa poner el acento en nuevos negocios, ya agotado el ciclo de la producción-exportación de recursos naturales. Hay que generar una nueva oferta exportable y convertir a Chile en plataforma inversionista para aprovechar el Acuerdo Económico, Político y de Cooperación con la Unión Europea. Del mismo modo hay que construir una alianza estratégica con Brasil.
Con estos dos mercados convergentes se tiene la demanda externa suficiente para iniciar una nueva fase expansiva de crecimiento y exportaciones fundada en el turismo, los servicios, procesamiento del cobre, de la madera y otras actividades generadoras de empleo y de mayor valor agregado nacional, que se difundan al conjunto del país, que se articulen con las Pymes y que promuevan el avance tecnológico y calificación del conjunto de la fuerza de trabajo. En suma, a diferencia de lo que señala Foxley, mediocridad es seguir en lo mismo: insistir en las privatizaciones, en la flexibilidad laboral entendida como baja de los salarios, y en negarse a cobrarle los impuestos a las empresas privadas del cobre.
Persistir en la estrategia actual es además ignorar la realidad y revela escasa imaginación. Es creerle al FMI. En cambio, una nueva estrategia es asumir la realidad actual para modificarla en favor de los ciudadanos y ello exige aprender de Stiglitz.
08-09-02
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