lunes, 27 de diciembre de 2010

Pagar por trabajar

Vengo del supermercado LIDER y los universitarios que empaquetan las mercancías me dicen que deben pagar por ese trabajo. Así es. Ni más ni menos. Son $ 500 pesos por cada turno de 3 horas, una camisa por $ 5.000 y el polerón de invierno que vale $ 10.000. El pago lo recibe Universitarios Everest, empresa externa, subcontratada por los ejecutivos del supermercado LIDER, que se lava las manos frente a esta obscenidad. A cambio de esos pagos, los jóvenes empacadores reciben la caridad de los clientes, vale decir la propina voluntaria. 


No conozco en el mundo otro país en que se pague por trabajar. Este es el extremo de la denominada flexibilidad laboral. Cómo no se ha podido eliminar el salario mínimo, ideal del neoliberalismo, el sistema ha encontrado subterfugios; en este caso, se aprovecha de la necesidad y fragilidad de los jóvenes pobres, para minimizar el costo del trabajo. 

Nuestro ministro de Hacienda, dice que el país se encuentra en un “círculo virtuoso” de crecimiento, creación de empleo y baja inflación, lo que permitirá alcanzar el desarrollo en el 2018. Seguramente desconoce que en Chile se paga por trabajar, pero sabe que esos jóvenes empaquetadores ayudan al INE a subir las cifras de empleo. No desconoce, sin embargo, que la tasa de sindicalización y la negociación colectiva son bajísimas en nuestro país. Tan bajas que merecen el reclamo de la OCDE, organización de países desarrollados a la que Chile acaba de incorporarse. También saben nuestras autoridades sobre el uso abusivo de la subcontratación para hacer difusa la persona del empleador, utilizando numerosas razones sociales, lo que permite eludir la formación de sindicatos, el pago de gratificaciones y las cotizaciones previsionales. 

Hay que ser justos. La precariedad laboral no la inventó el actual Presidente, sino su hermano, José Piñera. Era la época en que las leyes laborales tenían un sólido apoyo en la fuerza material del general Pinochet. Sin embargo, cuando las armas fueron reemplazadas por la política no se hizo efectivo ningún cambio sustancial que favoreciera la posición negociadora de los trabajadores. Más aún, en tiempos de los cuatro presidentes de la Concertación disminuyó la sindicalización y la negociación colectiva. Permaneció además la sorprendente disposición que permite despedir trabajadores por “necesidades de la empresa”. Así las cosas, el crecimiento con equidad se convirtió en retórica y la distribución del ingreso no pudo mejorar. 

Por otra parte, el crecimiento del 6% y la baja inflación también merecen calificaciones. En efecto, crecer exportando cobre y vendiendo productos chinos en los malls aumenta la actividad, pero no ayuda mucho al objetivo de alcanzar el desarrollo para el 2018. Es imprescindible diversificar la matriz productiva-exportadora si se quiere un país con autoridad y plenitud de derechos en la OCDE. Lo decía el actual ministro Larraín, cuando investigaba en Harvard. 

Finalmente, una baja inflación siempre es buena, pero en un país normal. No en el nuestro en que la población vive endeudada con tarjetas de crédito usureras, que encarecen cada producto en un 50% anual por lo bajo. Ello significa que el aumento de precios no es un dígito, sino mucho más, para los pobres y sectores medios de nuestro país. 

En suma, las cifras de creación de empleo que entusiasman a las autoridades gubernamentales debieran tener muy presente la precariedad laboral que existe en el país, que incluye la vergüenza de pagar por trabajar. Atacar la precariedad laboral, así como regular las tasas de interés de las tarjetas de crédito y apuntar a un crecimiento con diversificación productiva nos ayudarían a un doble propósito: tener un país decente y alcanzar el desarrollo. 

02-12-10

El mundo al revés

Sorpresas nos da la vida. Temas sensibles para la centro-izquierda han sido bien enfrentados por Piñera, quien además ha colocado una decidida voluntad en el salvataje a los mineros. Decidió modificar la Ley Antiterrorista y retirar las querellas contra mapuches, trasladándolas a tribunales civiles. Anunció el término del descuento del 7% a los jubilados y la condonación de la deuda de propietarios modestos. Suspendió la construcción de la termoeléctrica en Punta Choros. Apoyó sin vacilaciones al Presidente Correa ante la insubordinación de la Policía en Ecuador. Estos mismos temas o similares no fueron debidamente atendidos por los gobiernos de la Concertación, razón poderosa para su derrota electoral. Es el mundo al revés. 

Antes, bajo presión de las forestales y con el apoyo de la derecha, los gobiernos de Lagos y Bachelet utilizaron la Ley antiterrorista y militarizaron la Araucanía. Ello no sólo fue un grave error para una Administración inspirada en ideas de centro-izquierda, sino que esa decisión abrió una brecha inmensa entre el Estado y el pueblo mapuche, agudizando la beligerancia de éste por sus reivindicaciones territoriales. El tema mapuche es de larga data; sin embargo, resulta paradójico que el “sacrosanto” derecho de propiedad haya sido más defendido por la Concertación que por el actual Presidente. 

El anuncio de la eliminación paulatina del 7% y la condonación de la deuda de algunos propietarios habitacionales revela que cuando existe voluntad política es posible encontrar holguras presupuestarias para responder frente a justas demandas ciudadanas. Esta es una lección para los políticos de la Concertación que cometieron el error de subordinar ciegamente sus decisiones a economistas neoliberales, de dudoso compromiso social. Al mismo tiempo, la desautorización del proyecto de Punta Choros recogió un masivo apoyo tanto de medio-ambientalistas como de los habitantes de Coquimbo. 

Es que ya no caben dudas que la institucionalidad medio-ambiental de la CONAMA ha sido más permeable a los intereses empresariales que a las preocupaciones ciudadanas, como se observó en la represa del Alto Bío-Bío en el gobierno de Frei y con el desastre de los cisnes de cuello negro durante el gobierno de Lagos. En consecuencia, ante una institucionalidad frágil e inoperante, la decisión presidencial era la única instancia válida para la protección de un santuario de la naturaleza. 

Cuando Piñera decide repudiar la insubordinación en el Ecuador, muchos recordamos, con tristeza, que en el año 2002, frente a una situación aún más grave en Venezuela, el gobierno del Presidente Lagos se ubicó del lado de los golpistas, atribuyendo la crisis de gobernabilidad a Chávez, el presidente constitucional. En ese momento la credibilidad democrática de la Concertación y del país se vieron seriamente lastimadas. Otra paradoja que nos entrega la política chilena. 

Finalmente, resulta sorprendente que en el mismo día de la celebración de los 22 años del NO, el senador Lagos Weber haya cuestionado las declaraciones del Presidente Piñera por sostener que se necesita un tipo de cambio que dé estabilidad a la inversión y sea competitivo para las exportaciones. Nuevamente, nos encontramos en el mundo al revés. 

Una perla más que se agrega a los errores de la Concertación, cuyos personeros debieran promover una política cambiara activa para apoyar a los pequeños productores y diversificar las exportaciones. Se prefiere, en cambio, defender el inmovilismo del Banco Central y su autonomía, en línea con el pensamiento económico más conservador. 

En suma, desafiando a su propio bloque político, incomodando al Poder Judicial e incluso provocando molestias empresariales, el Presidente Piñera ha respondido hasta ahora a demandas ciudadanas en ámbitos en que los gobiernos de la Concertación fueron débiles y contrarios a los intereses de la mayoría. Ya veremos como sigue esta teleserie. Hasta ahora es el mundo al revés. 

06/10/2010

La Tercera Fuerza

Se ha abierto una interesante oportunidad para la emergencia de una tercera fuerza política en el país. La complacencia de la Concertación con el orden existente, la identificación de la derecha con la represión pinochetista y el rechazo de los jóvenes al actual sistema político han puesto en cuestión, por primera vez en veinte años, la alternancia entre los dos bloques que han monopolizado la vida política. 

Así las cosas, se abre espacio para que una izquierda moderna enfrente los desafíos del siglo XXI, recoja las demandas de los descontentos, ofrezca un programa transformador a los chilenos y ayude a democratizar de una vez por todas el país. 

Durante el siglo XX, desde Recabarren hasta Salvador Allende, más allá del signo de los gobiernos, la izquierda chilena fue determinante en la democratización y modernización del país. Junto a otros sectores progresistas aportó vigorosamente para la ampliación de los derechos políticos y sociales, la educación no confesional, la recuperación de las riquezas básicas, el derecho de las mujeres a su vida reproductiva, la recuperación de la tierra para quienes la trabajan, un Estado promotor de la actividad económica, la diversidad cultural y el fomento de la organización y participación ciudadana. 

A partir de septiembre de 1973 se produce un cambio radical, con la restitución de los rasgos más agresivos del capitalismo. Se instala un orden político excluyente, una institucionalidad económica favorable a los grandes empresarios, políticas sociales fundadas en el lucro y el retorno a una cultura decimonónica. 

La recuperación de la democracia y los diecinueve años de gobiernos de la Concertación no modificaron las bases fundacionales del gobierno militar, aun cuando la pobreza se redujo y las libertades públicas refrescaron la sociedad. 

En consecuencia, la emergencia de una nueva fuerza de izquierda en el panorama político nacional resulta indispensable, porque los partidos históricos de ese signo, miembros de la coalición de gobierno, renunciaron a la tarea transformadora que les dio origen. En segundo lugar, porque las demandas crecientes de una ciudadanía desencantada podrán encontrar allí su referente político. Y, en tercer lugar, porque la democracia se verá fortalecida con una participación y representación ciudadana que abra sus fronteras más allá de los estrechos límites actuales. 

Hay otras dos condiciones favorables para la emergencia de una fuerza política alternativa al duopolio existente. Por una parte, la anunciada crisis económica con un desempleo que probablemente superará la de fines de los años noventa, conducirá a amplias movilizaciones de trabajadores, reanudará las reivindicaciones estudiantiles y acentuará las protestas de los pequeños empresarios frente a una banca insensible. Ello pondrá en dificultades al gobierno, pero radicalizará al mismo tiempo el cuestionamiento a la propia institucionalidad que inventó la derecha. 

Por otra parte, los tiempos de cambio que recorren todos los países vecinos, en desafío al neoliberalismo y a la corrupción política, soplarán con mayor fuerza en nuestro país y marcarán la campaña electoral. Chile no es una isla y la demanda por un nuevo pensamiento y liderazgos alternativos estarán a la orden del día. 

La construcción de un bloque político y social por los cambios, con un nuevo pensamiento que se haga carne en la ciudadanía, estará a la orden del día en los próximos meses. Y, las próximas elecciones presidenciales serán sólo un hito para cumplir con esa tarea mayor. Un candidato único de la izquierda y una propuesta transformadora, debieran servir para que la ciudadanía identifique una alternativa clara frente a una derecha, inventora de la institucionalidad actual, y a la Concertación, que no tuvo voluntad para cambiarla. 

No obstante, las cosas no son fáciles. El Partido Comunista, que ha sufrido injustamente de exclusión durante el periodo pos-pinochetista, se ha propuesto aprovechar las elecciones de diciembre para llegar al Congreso. Intenta eludir la exclusión mediante pactos parlamentarios con la Concertación. 

Sin embargo, eludirla no significa eliminarla, ya que ello sólo será posible con un cambio constitucional y del régimen electoral binominal, que asegure una representación justa de todos los ciudadanos en el sistema político y no sólo de los partidos actualmente al margen. 

Por otra parte, el senador Navarro, con una inédita ofensiva publicitaria a lo largo del país ha insistido en llevar su propia lista parlamentaria, intentando con ello hegemonizar la nueva fuerza en construcción, para subordinarla a sus intereses presidenciales. 

Los descontentos están a la expectativa. Probablemente no quedarán satisfechos si en esa nueva fuerza emergente predominan los intereses personales y partidarios por sobre la tarea de cambiar el país. 

Tampoco recuperarán el entusiasmo si se coloca el énfasis en un pacto electoral que debilite el proyecto diferenciador de la izquierda en construcción. 

Si lo secundario predomina sobre lo principal habrá que esperar algunos años más para derogar la constitución antidemocrática y avanzar en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo. 

09-02-09

PRIVATIZADORES : ¡APRENDAN DE STIGLITZ!

Poco sirvió la visita de Stiglitz a Chile. Quizás ayudó al propósito del senador Ominami, que busca credibilidad para convencer que ahora está distante del neoliberalismo. Contra las sugerencias del premio Nobel, se instaló en el país la discusión en torno a las privatizaciones. Pareciera que la desesperación de La Moneda, del Ministerio de Hacienda y de la SOFOFA por el incumplimiento de los pronósticos de crecimiento y empleo, se trasladó a los partidos de la Concertación. 

Ofensiva privatizadora 

Girardi no imaginó que la propuesta privatizadora de la reunión de Olmué terminaría en una completa confusión. Es probable que se haya dejado convencer por su amigo Jorge Schaulsohn. El discurso parecía redondo. Con la venta de la ENAP y el resto de las sanitarias se podría financiar los proyectos sociales anunciados por el Gobierno; con ello se le daba una mano a Eyzaguirre, para financiar el déficit fiscal; y, de pasada, se le mostraba al país que el PPD no tenía prejuicios ideológicos respecto del tema de la propiedad de los bienes públicos. 

Adicionalmente, una reunión de la plana mayor del PPD, con la presencia de Allamand, era un escenario perfecto para ayudar al proyecto liberal transversal de Jorge Schaulsohn. Así las cosas, socialdemócratas y liberales del PPD firmaron con gusto el documento sobre la conveniencia de privatizar las sanitarias y ENAP. 

Los senadores Foxley y Boeninger no desperdiciaron la oportunidad. Eso sí, agregaron la empresa de Correos al afán privatizador del PPD, luego del diagnóstico catastrofista que hizo el Ministro Eyzaguirre en la casa del ex-Presidente Frei. 

El Ministro de Hacienda, al declarar el agotamiento de la política de tasas de interés y la insuficiencia de la caja fiscal como herramientas para la reactivación, sin querer queriendo, le dio un empujón final a la propuesta de Girardi. Por tanto, en la casa de Frei se constituye en los hechos un bloque de senadores por las privatizaciones, aún cuando el ex Presidente y Ominami señalaran la necesidad de obtener apoyo político para la iniciativa. Para ello, se requería mantener la confidencialidad. 

Confusiones y rechazos 

El senador Foxley, probablemente molesto porque el PPD aparecía encabezando una propuesta de liberalismo económico de la cual él se considera su legítimo líder, no mantuvo la boca cerrada. Anunció urbi et orbi que era posible conseguir US $ 2.800 millones por la venta de los activos estatales y que no se resignaba a la mediocridad existente. La reacción contra la iniciativa tensionó a los partidos de la Concertación y al Gobierno. Se constituyó un frente antiprivatizador, con los senadores Lavanderos, Pizarro, Nuñez, Gazmuri y Avila. 

En el PS, Camilo Escalona, Juan Bustos y Sergio Aguiló rechazaron rotundamente el proyecto, dejando en mal pie a Ominami, quien ya se había olvidado de Stiglitz y del Congreso del PS. Desde el Gobierno, el Presidente Lagos fue categórico en rechazar las privatizaciones; las vacilaciones que había mostrado Heraldo Muñoz terminaron y el virtual apoyo a la venta de las empresas públicas de Eyzaguirre tanto en el PPD como en la casa de Frei se transformaron en rechazo, frase original mediante: “ privatizar es pan para hoy y hambre para mañana.”

Aumentó la confusión ciudadana con la forma de hacer política. Quedaron en evidencia alianzas espúreas, discursos dobles, compromisos de silencio, traición a los compromisos, señales contradictorias y una preocupante división en la Concertación. El tema de las privatizaciones puso en el tapete dos hechos de significación. En primer lugar, reiteró la falta de claridad de los economistas y políticos de la Concertación en torno a lo que realmente sucede en la economía chilena y los instrumentos para reactivarla. 

Lo único que se les ocurre a los políticos líbero-socialdemócratas de la Concertación para reactivar la economía es apelar al instrumental sugerido por el FMI -o sea a las privatizaciones, además de la “flexibilidad laboral”-, insistiendo así en la misma estrategia que ya mostró su fracaso en América Latina y que hoy se manifiesta en Chile. En segundo lugar, quedó en evidencia la crisis de liderazgo que corroe las filas del conglomerado de gobierno, lo que unido a la confusión existente en el mundo empresarial y al desorden en el bloque de derecha, genera crecientes desconfianzas ciudadanas. 

Todo indica que estamos en un momento de inflexión que requiere de una nueva estrategia para encarar los tres años de gobierno que restan. Aprendamos de Stiglitz. Una nueva estrategia, que incluya la reactivación económica, no va por la línea de privatizaciones ni por disminuir el papel del sector público. Foxley dice que no le gusta la mediocridad. Pues que plantee algo nuevo, original y no las mismas recetas del FMI y de Buchi. 

Reactivar con nueva estrategia 

Para reactivar la economía y generar empleos se necesitan recursos y éstos debieran provenir de la emisión de nuevos bonos soberanos; en ello coincidimos con el Presidente Lagos. Sí la buena macroeconomía sirvió para algo fue precisamente para que bajara el riesgo país y ahora hay que aprovechar tal condición, endeudándose el sector público a bajo costo. También decimos junto al Presidente Lagos, que las empresas mineras privadas deben pagar sus impuestos para atender las necesidades de todos los chilenos. 

Los impuestos de la minería privada y los recursos provenientes de los bonos soberanos debieran ser suficientes para animar tanto la actividad de corto plazo como para redefinir la estrategia de desarrollo del país. En efecto, para que se reactive la demanda interna y el empleo no basta con aumentar las exportaciones, menos sí se trata de recursos naturales. 

Se necesita que se reanimen las Pymes, la demanda de los consumidores y la actividad de infraestructura. Con tal propósito, las Pymes necesitan un Banco del Estado (no un BancoEstado) que termine con la retórica y baje efectivamente las tasas de interés a los pequeños empresarios, dejando de comportarse como un banco privado. 

Las Pymes son verdaderas creadoras de empleo y ayudarán a estimular el consumo si se las trata con la misma vara crediticia que al gran empresario. Complementariamente, si se quiere estimular la demanda interna se puede incluso bajar el IVA como lo han propuesto algunos economistas serios. Comprometerse desde ya en nuevas actividades de infraestructura también es reactivador y genera empleo, para lo cual la construcción de la Ciudad Cívica en Cerrillos, que propone el Presidente, debiera ser un aporte. 

Reactivación inmediata y nueva estrategia pueden complementarse. Ésta significa poner el acento en nuevos negocios, ya agotado el ciclo de la producción-exportación de recursos naturales. Hay que generar una nueva oferta exportable y convertir a Chile en plataforma inversionista para aprovechar el Acuerdo Económico, Político y de Cooperación con la Unión Europea. Del mismo modo hay que construir una alianza estratégica con Brasil. 

Con estos dos mercados convergentes se tiene la demanda externa suficiente para iniciar una nueva fase expansiva de crecimiento y exportaciones fundada en el turismo, los servicios, procesamiento del cobre, de la madera y otras actividades generadoras de empleo y de mayor valor agregado nacional, que se difundan al conjunto del país, que se articulen con las Pymes y que promuevan el avance tecnológico y calificación del conjunto de la fuerza de trabajo. En suma, a diferencia de lo que señala Foxley, mediocridad es seguir en lo mismo: insistir en las privatizaciones, en la flexibilidad laboral entendida como baja de los salarios, y en negarse a cobrarle los impuestos a las empresas privadas del cobre. 

Persistir en la estrategia actual es además ignorar la realidad y revela escasa imaginación. Es creerle al FMI. En cambio, una nueva estrategia es asumir la realidad actual para modificarla en favor de los ciudadanos y ello exige aprender de Stiglitz. 

08-09-02

RIESGO PAIS, DOLAR Y TLC

Resulta paradójico. Se cerraron en diciembre las negociaciones para un TLC con los Estados Unidos y se argumentó que con ello se fortalecería el peso y mejoraría el riesgo país. Ni lo uno ni lo otro. En los últimos días de febrero el dólar se acercó a los $760 y la clasificadora Fitch colocó a nuestra economía en una mayor posición de riesgo al pasar desde A+ a AA-. Sucedió exactamente al revés de lo que pronosticaron los economistas y adoradores del TLC. Con éstos hay que pedir siempre por abajo. Nunca aciertan. Seguro que inventarán ahora que la guerra con Irak es la culpable, qué el petróleo, que vivimos un mundo muy peligroso y que..”ceteris paribus”. 

Para los economistas, la responsabilidad la tiene siempre el empedrado excepto cuando aciertan en sus pronósticos, que es casi nunca. 


El argumento principal en Chile - el beneficio, se dice- para fundamentar el TLC con los Estados Unidos ha sido el “ sello de garantía” que le significa a un pequeño país establecer un acuerdo comercial con la primera potencia del mundo. 

Ese “sello de garantía” es el que supuestamente asegura que se reduzca el riesgo país, porque con el acuerdo se abrirían nuevas oportunidades de inversión, con reglas del juego no sólo garantizadas por nuestro modesto país sino por las reglas del juego impuestas por la economía más creíble del mundo. Son, entonces, los Estados Unidos los que le colocan a Chile el visto bueno de país sano para los negocios, de economía respetable. 

Más allá de dignidades y soberanías, que en tiempos de globalización y postmodernidad muy pocos valoran, la verdad es que los datos de la realidad comienzan a probar que los inversionistas mundiales y los locales tienen en cuenta factores más tradicionales que un TLC a la hora de adoptar sus decisiones: la dimensión del mercado, el costo y calificación de la fuerza de trabajo y la fortaleza de las instituciones. De otro modo no se explica que las inversiones sigan fluyendo a países con mucho más alto riesgo país que Chile.

Sin discutir los componentes específicos del TLC Chile-EE.UU, el costo que ya ha tenido nuestro país para cerrar negociaciones económicas con los Estados Unidos ha sido alto: comprar aviones de combate F 16, para molestia de vecinos y europeos; hacer publicidad gubernamental a la empresa MacDonald´s, a pesar de la obesidad de los niños; y,crecientes problemas en las relaciones con los países de Sudamérica. Pero, lo más difícil se presentará en los próximos días: la guerra con Irak. 

Con Chile en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, nuestro representante Juan Gabriel Valdés no podrá dormir tranquilo con la duda hamletiana de optar por el proyecto de guerra de los Estados Unidos o la alternativa francoalemana para que se imponga la paz y el multilateralismo. 

Si triunfa la dignidad del nó frente a la acción bélica norteamericana no habrá TLC y se borrará de una plumada ese largo esfuerzo de materializar un entendimiento económico con la primera potencia del mundo. Si, en cambio, se persiste en la línea de coincidencias con la política exterior norteamericana y se apoya la guerra contra Irak, habrá TLC pero se confirmará que la alianza estratégica con los Estados Unidos no sólo es económica-cultural sino político-militar. 

En esta segunda alternativa, la más probable, el gobierno deberá preparar muchas explicaciones frente al mundo político, la sociedad civil y los vecinos de la región. Porque, al final de cuentas, en cuanto al TLC la contabilidad de costos esta resultando muy elevada mientras que los supuestos beneficios, de una moneda nacional firme y un mejor riesgo país, han sido sólo una ficción de economistas enamorados de los Estados Unidos. 

26-02-03

ENFRENTAR LAS DESIGUALDADES

En los últimos meses, como por encanto, ha surgido en el debate público, de manera incipiente pero perceptible, un tema que durante estos años de transición ha sido el más censurado, escamoteado y deliberadamente olvidado de nuestra democracia: la profunda desigualdad que caracteriza a Chile.

Diversos reportajes en los medios de comunicación; realización de foros y paneles especiales; una que otra declaración política, incluso de representantes de la derecha, y hasta un reconocimiento del ministro de Hacienda han empezado a sacar del anonimato esta dramática realidad, que muestra a Chile como una de las diez naciones más desiguales del planeta.

Es posible que haya colaborado para que esto ocurriera la confluencia de diversos acontecimientos más o menos convergentes en el tiempo: la edición y difusión de los últimos informes sobre el desarrollo humano en Chile y en el mundo, elaborados por el PNUD; el persistente desapego, cuando no rechazo, mostrado por la ciudadanía al “modelo económico” –pese a sus logros en materia de crecimiento y estabilidad-,  evidenciado en todas las encuestas serias; el contundente y a la vez lapidario informe elaborado por los especialistas de la OECD y del Banco Mundial sobre Chile, mostrando las inmensas brechas de desigualdad que se mantienen en educación, en salud y en otras importantes áreas. 

Ello se reitera con los resultados de la última encuesta CASEN, que informa del nulo avance del país en materia de redistribución del ingreso. Probablemente, también haya influido en esta repentina aparición del tema de la desigualdad en el debate público, la reciente exhibición de la hermosa película nacional “Machuca”.

A más de alguien pudiera parecerle paradojal esta toma de conciencia progresiva que se hace presente en nuestra sociedad en torno al fenómeno de la desigualdad, justo cuando parece iniciarse un nuevo período de crecimiento en el país. No lo es, sin embargo. Por el contrario, es precisamente en los períodos de bonanza que la ciudadanía constata con mayor claridad cómo los frutos del crecimiento finalmente se acumulan en un segmento minoritario y privilegiado del país.

Por lo mismo, constituiría una actitud soberbia y un error político interpretar el respaldo ciudadano a la conducción del Gobierno, expresado en las encuestas y acrecentado en este período de crecimiento económico, como apoyo mayoritario al sistema económico. En realidad, existen suficientes antecedentes que nos permiten corroborar los niveles de desazón, temor e irritación de la mayoría del país, frente a la desigualdad y exclusión que la afecta. Con todo, lo cierto es que estamos empezando, aunque sea a tientas y a tropezones, a darnos cuenta de este tremendo “talón de Aquiles” que representa la desigualdad para la sociedad chilena. 

Estamos empezando a ponernos de acuerdo en la idea de que los seres humanos debieran tener una igualdad de acceso a la salud, a la educación, a una vejez digna, independiente de las diferencias de ingreso. Pero también hay que insistir en que las diferencias étnicas, de sexo, de raza o nacionalidad no debieran dar lugar a una discriminación en las oportunidades de trabajo ni tampoco negar el derecho a una vida digna.

Por nuestra parte, además, estamos convencidos de que los denominados males sociales contemporáneos, tales como la delincuencia juvenil, la drogadicción y la violencia, se encuentran muy asociados a la diferencia de oportunidades entre el que creció en un buen barrio y el que lo hizo en un sector pobre y marginado. A ello se agrega, una generalizada desafección juvenil respecto de la actividad política, la que parece evidenciar su descontento sobre la escasez de canales para su participación en los asuntos de su interés. En los últimos días, varias familias, de diversos estratos sociales, se han llenado de dolor por el asesinato de sus hijos. Se trata de adolescentes que se enfrentan, que usan las armas para expresar su rabia, para ser reconocidos. Hay serias indicaciones de que la exclusión social y política de los jóvenes ha conducido a la gran mayoría al desencanto frente a un sistema que los margina, que los desconoce, que no los tiene en cuenta, que no les da oportunidades. Unos se expresan rechazando la inscripción en los registros electorales, mientras que otros manifiestan su descontento por medio de la violencia. Apelar sólo a la represión para enfrentar esta situación sería un profundo error.

Cuando las oportunidades para el desarrollo de los individuos son tan radicalmente distintas, la propia libertad se encuentra limitada. Al reducirse las diferencias económicas, sociales y culturales, las personas pueden decidir con mayor propiedad la construcción de su futuro. Por otra parte, hoy día se reconoce que los países con mayor igualdad pueden aprovechar en mayor plenitud sus capacidades humanas, incentivar la libertad para emprender y, por lo mismo, pueden alcanzar un crecimiento más elevado y sostenido en el tiempo.

Sin embargo, en este incipiente debate público no ha surgido hasta ahora ni una sola propuesta para aminorar, ni qué decir para terminar, las profundas desigualdades que nos afectan.  No sería intelectualmente aceptable, ni éticamente admisible, la excusa de que la discusión recién se inicia y que, por tanto, es bueno tomarse un tiempo para pensar y concordar los caminos de solución posibles.

Nunca la urgencia de los temas que deben concitar la atención de las autoridades y líderes democráticos puede estar determinada por el momento en que las elites admiten haber adquirido conciencia sobre los mismos. Antes bien, la urgencia de los problemas y la necesidad de enfrentarlos deben estar relacionadas con el hecho de que afectan a los seres humanos, que entraban el desarrollo de la sociedad y que pueden constituirse en un riesgo para la estabilidad del país. Pensamos que es el caso de las  desigualdades que caracterizan a Chile.

Sabemos que las desigualdades de una sociedad no se superan en corto tiempo. Que se requiere recorrer un camino largo, no exento de la ineludible dificultad de enfrentar intereses poderosos.

Aun cuando se han verificado evidentes avances en la superación de la pobreza y la indigencia, luego de quince años de gobiernos de la Concertación y de cinco años de gobierno del Presidente Ricardo Lagos, la distribución del ingreso en Chile sigue siendo la misma del año 1989 y, como ya se ha señalado, una de las diez peores del mundo. No existen señales de ese “Crecimiento con igualdad” que se le ofreció al país.


Por tanto, estimamos indispensable adoptar, en plazo breve, un conjunto preciso de medidas que, insertas en una perspectiva de mediano y largo plazo, estén directamente relacionadas con el propósito de mejorar la distribución del ingreso. La discusión en torno a medidas concretas para reducir las desigualdades debiera ayudar a reencantar a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes, dejando de manifiesto que este debate público sobre la desigualdad no está accionado por afanes publicitarios o meramente electorales.  

Creemos firmemente que ya no basta con decir que se quiere reducir las desigualdades sino que hay que actuar en consecuencia. Por nuestra parte, además del conjunto de medidas aquí propuesto, instamos al Gobierno y al Parlamento a discutir las leyes y decretos de contenido económico, social y cultural teniendo siempre presente su impacto redistributivo. Sólo así recuperará credibilidad una estrategia de desarrollo que coloque en su centro la igualdad.

Quienes, desde hace algunos años, hemos estado reflexionando sobre estos temas, queremos ahora hacer una contribución a través de una propuesta con medidas  concretas que el país debiera adoptar desde ya, proponiéndose como objetivo intermedio alcanzar para el Bicentenario de nuestra independencia una distribución del ingreso similar a las de Costa Rica o Uruguay, países que tienen la mejor distribución en la región.

A.        MEDIDAS CONCRETAS


1.         Educación

El único argumento que se ha escuchado hasta ahora en el país, es que con más y mejor educación se mejoraría la distribución del ingreso. Se trata de un argumento parcial y, sobre todo, inconsecuente. Se sabe que mientras el gasto promedio por alumno en colegios privados es US$ 2.772 anual, el gasto promedio por alumno que realiza el sector público en colegios públicos y privados subvencionados apenas alcanza a US$ 600 al año. Por tanto, las familias de altos ingresos son las que pueden pagar la educación de  sus hijos en colegios con las mejores condiciones docentes y de infraestructura. Ello explica la amplia brecha en los resultados de la prueba SIMCE entre los colegios privados y los municipalizados.

Las diferencias de calidad en la educación se ven reforzadas por las malas condiciones de vida de los sectores de bajos ingresos a lo que se agrega el hecho que en las escuelas municipalizadas sólo un 40% de los niños reciben colaciones por parte de JUNAEB.

Por otra parte, ha sido evidente en el último tiempo la dificultad de los jóvenes pobres para financiar sus estudios superiores, tanto por insuficiencia de los programas de becas o por no ser sujetos de crédito según la lógica que rige a la banca.

Finalmente, persiste una muy baja cobertura en la educación preescolar, cuestión grave por dos razones: limita las oportunidades de los padres para buscar trabajo y mejorar así el ingreso familiar; y, sobre todo, porque la formación cognitiva de los individuos es decisiva desde su nacimiento hasta los 5 años de edad.

Por tanto, si se quiere mejorar la educación y apoyar por este medio la disminución de las desigualdades,


Proponemos:

(a)           Duplicar, de aquí al año 2010, la unidad de subvención educacional, discriminando positivamente en favor de aquellas escuelas y liceos que cuentan con alumnos de mayor vulnerabilidad social.

(b)           Elevar al 2010, la cobertura de las colaciones que entrega JUNAEB al 100% en las escuelas municipalizadas.

(c)           Replantear el pago de las subvenciones a las municipalidades sobre la base de las matrículas y no de las asistencias. Casi siempre las ausencias de los alumnos a la escuela de los sectores de bajos ingresos, normalmente en invierno, obedecen a razones médicas ocasionadas por la contaminación ambiental o enfermedades respiratorias de los alumnos. Por tanto, con este replanteamiento se podría reducir el déficit de financiamiento para la educación en las municipalidades más modestas del país.

(d)           Otorgar becas de escolaridad, adicionales a las ya existentes, para cursar estudios de educación superior (técnicos, profesionales y universitarios) a todos aquellos alumnos provenientes de familias de los dos quintiles de más bajos ingresos del país que hayan demostrado aptitud y competencia. Estas becas adicionales tendrían el siguiente cronograma: 20.000 en 2005, 40.000 en 2006, 60.000 en 2007, 80.000 en 2008, 100.000 el 2009 y 100.000 en 2010.

Para los alumnos provenientes de “sectores medios” (III y IV quintil), se mantendría el sistema de crédito universitario.

(e)           Considerando que la JUNJI, Integra y el Ministerio de Educación atienden en conjunto a 450.000 niños y en el país existen 1.650.000 niños entre 0 y 5 años, se  propone triplicar el presupuesto destinado a la educación preescolar en un período de 6 años. De esta forma, el universo atendido pasaría de 27 % al 100% en el 2010.

(f)            Eliminar el IVA a los libros, diarios y revistas, a fin de estimular la lectura y     favorecer el acceso a la información y la cultura de los sectores de ingresos medios y bajos.

2.   Salud

            La reforma en curso no modificó la estructura básica del sector (Isapres para personas de ingresos medios altos y salud pública para el resto), por lo que persistirá una brecha en la calidad y oportunidad de la atención, que es preciso reducir. Con tal propósito se requiere aumentar y hacer más eficientes los recursos asignados al sistema público y regular más rigurosamente el sistema Isapres. Por otra parte, resulta indispensable centrar la atención en la erradicación de las prácticas abusivas y discriminatorias que subsisten en este último, sobre todo en lo relativo al aumento de los precios de los planes a simple voluntad de las aseguradoras.

Proponemos:

(a)          Aumentar al 2010 en un 100% el gasto en los consultorios de atención primaria de salud.

(b)          Mejorar la eficiencia y asignación de recursos a los hospitales públicos. Para tales fines deberá impulsarse en estos organismos, una gestión orientada a resultados, de tal forma que el financiamiento se asigne en función de una negociación anual de metas y de los recursos necesarios para llevarlas a cabo. El Plan Anual del Hospital deberá desagregarse por cada una de las unidades de gestión, de tal forma de poder medir la eficiencia desde su base misma. Al mismo tiempo, se debiera aumentar progresivamente los recursos en favor de aquellos hospitales que cumplan adecuadamente con sus metas.

(c)          En materia de Isapres, se deberá ajustar los incrementos de los planes conforme a las variaciones de un índice especial que mida la evolución de los costos promedio en las atenciones de salud, así como a los efectivos mayores desembolsos por cobertura de licencias médicas, terminando con la modificación unilateral y arbitraria de los valores de los planes por parte de las Isapres. Así mismo, es indispensable prohibir por ley los tratamientos discriminatorios en contra de las personas consideradas en situación de riesgo, especialmente mujeres en edad fértil y adultos mayores.

3.    Previsión

La grave situación de los pensionados tiene su origen en un sistema previsional profundamente injusto y que obedece a una lógica empresarial antes que social. En efecto, ya ha alcanzado un importante consenso la idea de que el actual sistema previsional, además de inicuo, puede llegar a colapsar de no adoptarse algunas medidas urgentes de corrección. Actualmente existen 6 AFP y hay indicaciones manifiestas de que éstas actúan coordinadamente, ya que a partir de 1998 mantienen las mismas participaciones en el mercado y cobran comisiones similares. El alto monto de éstas les ha permitido tener una rentabilidad sobre patrimonio de 30 % promedio en los últimos años, cifra muy superior a las que exhiben las empresas de otros sectores de la economía.

Por otra parte, existen en el país 423.770 personas que reciben pensiones de vejez, antigüedad e invalidez menores al salario mínimo, 262.175 personas que perciben pensiones de viudez, orfandad y montepíos también inferiores al salario mínimo y 372.711 ancianos que no habiendo cotizado reciben pensiones asistenciales del orden de los $ 40.000 mensuales. Además, se estima que unas 450.000 personas  no tienen acceso a las pensiones asistenciales ya sea porque los recursos presupuestarios asignados a este ítem no son suficientes, o porque los trámites que deben realizar estas personas son demasiado engorrosos. Este es un drama social y ético que no puede sostenerse en un país que se moderniza. 


Proponemos:

(a)   Que el INP constituya una AFP pública como parte de sus propias funciones. Al hacerlo, junto con entregarle competitividad y transparencia al mercado, emitirá señales en la dirección de disminuir los costos y comisiones de administración de los fondos de todos los afiliados. Esto es perfectamente posible ya que al INP sólo se le exige autofinanciamiento, sin esos requerimientos de modernos edificios, excesivos gastos de ventas y elevados salarios para sus ejecutivos que han caracterizado al sector privado de las AFP.

(b)   Apoyar a las/os temporeras/os para que enteren sus cotizaciones previsionales, ya que en la actualidad sólo lo hacen por el tiempo en que se encuentran contratados, vale decir, aproximadamente 6 meses. Se sugiere que el Estado se haga cargo del 50% de esa cotización faltante y el empleador del 50% restante. Esto beneficiaría a 400.000 personas.

(c)   Al año 2010 igualar las pensiones de jubilación, vejez, invalidez, viudez y orfandad al salario mínimo para todas aquellas personas que actualmente reciban bajo ese mínimo.

(d)    Elevar en un 75% las pensiones asistenciales.

(e)   Otorgar de forma automática pensiones asistenciales a las mujeres que cumplan 60 años y a los hombres a los 65 años, que hoy día no las estén recibiendo, y que hayan cumplido con los requisitos de no tener otro ingreso y formar parte del segmento pobre de la población.

(f)    Reajustar las pensiones anualmente en el mismo porcentaje que experimenta el crecimiento del país.

(g)   Modificar las leyes que regulan el sistema de AFP para hacer posible la negociación individual y grupal respecto de las comisiones que cobran las AFP y, en el caso de los salarios inferiores a dos sueldos mínimos proceder a una licitación pública en la que el Estado asigne la administración de los fondos a aquellas que ofrezcan las comisiones más bajas y las mejores condiciones de atención.

(h)   Modificar las leyes que rigen a las AFP a fin de hacer posible que los afiliados participen en la administración y que la Superintendencia de AFP pueda fiscalizar los emolumentos de los miembros de los directorios, los ejecutivos y la transparencia de las operaciones que realizan. Esto permitirá, entre otras cosas, que la participación de las AFP en la compras de acciones de empresas puedan ser calificadas como aptas de manera más clara con el fin de evitar que por estas vías se extraigan utilidades que no llegan a los accionistas y, por tanto, a los fondos de los trabajadores. 


4.         Empleo – Micro y Pequeña Empresa   

Se hace cada vez más evidente que el aumento del PIB en nuestra economía ya no trae aparejada una efectiva creación de puestos de trabajo. Las demandas empresariales por flexibilidad laboral y por bajar el salario mínimo resultan inconducentes no sólo socialmente sino que además revelan desconocimiento de la estructura económica y de su dinamismo. La cifra de desempleo cercana a los dos dígitos estremece a la ciudadanía y constituye una prueba más del carácter excluyente del actual modelo económico. Ello obliga a realizar un verdadero esfuerzo, serio y responsable, que brinde oportunidades efectivas a las micro y pequeñas empresas, que son las que proporcionan sobre el 70% de los empleos en la economía. El apoyo debe dirigirse exclusivamente a aquellas empresas que efectivamente promueven una actividad real y no a aquellas surgidas, en el último tiempo, para el propósito de abaratar los costos de contratación de trabajadores de las grandes empresas mediante el subterfugio de la externalización.

Proponemos:

(a)  Redefinir el rol del Banco del Estado, para que reoriente su actividad, colocando en el centro de su atención a los micro y pequeños empresarios. Con este propósito el Banco del Estado y, en lo que corresponda, la administración fiscal debieran:

·         Implementar una política de tasas de interés similar a la que el Banco aplica en sus préstamos a las grandes empresas. Esto, en el momento actual, significaría reducir el costo del dinero desde 20-30% al 4% anual para los pequeños y microempresarios.
·         Conceder un período de gracia de 3-4 años para el pago del impuesto de 1ª categoría y de las patentes a los pequeños y microempresarios que inician sus actividades.
·         Apoyar con asesoría en el desarrollo de proyectos a los empresarios de estos sectores.
·         Mantener su línea de clientes y de negocios tradicionales, pero subordinada al propósito principal de constituirse en sustento financiero de su primera misión.

(b)  El Estado deberá destinar al menos un 30% del presupuesto que dispone para compras o contrataciones a terceros, para adquirir bienes y servicios directamente de las micro y pequeñas empresas.

(c)  Reorientar la actual subvención a la contratación de mano de obra, focalizando este subsidio en las micro y pequeñas empresas y duplicando su período de duración (de tres a seis meses).

(d)  Unificar todos los programas de apoyo a las micro y pequeñas empresas en una sola instancia pública. Es decir, FOSIS, CORFO, SERCOTEC, INDAP y otros organismos similares debieran concentrarse en uno sólo con el objeto de hacer más efectivo y masificar el apoyo, en sus distintas expresiones, a las micro y pequeñas empresas.

(e)  Modificar la ley orgánica de los municipios, permitiendo que éstos puedan constituir corporaciones de desarrollo productivo para fomentar la creación y apoyo de pequeñas empresas  en sus espacios territoriales.

(f)   Modificar la misma ley orgánica de municipalidades para que en éstas se pueda disponer de una ventanilla única que atienda autorizaciones sanitarias, de medio ambiente, asuntos impositivos y otros permisos y registros que toda empresa requiere para instalarse. Por cierto, esta actividad facilitadora de los negocios deberá coordinarse con los servicios centrales correspondientes. Esta propuesta impulsaría también el proceso de descentralización que viene demandando la ciudadanía.


5.         Derechos laborales.  

En Chile apenas un 10% de los trabajadores ejerce su derecho a sindicalizarse y negociar colectivamente, a pesar de que ambos derechos están consagrados en la Constitución y en los tratados internacionales suscritos por el país. Todos los informes de la OIT indican que el ejercicio de estos derechos es indispensable para conseguir mejorar la distribución del ingreso.

Proponemos:

(a)    Conseguir que al año 2010 se encuentren ejerciendo su derecho constitucional a sindicalizarse al menos un tercio de los trabajadores con derecho a hacerlo.  Aumentar las sanciones y multas a los empleadores que realizan prácticas anti-sindicales, y considerar sanción penal a los reincidentes en dichas prácticas.  

(b)    Modificar  la ley laboral para favorecer la negociación colectiva a los socios de un sindicato inter-empresas y para impedir de manera efectiva a los empleadores contratar reemplazantes de los trabajadores cuando ejercen su derecho a huelga legal.

(c)    Aumentar el salario mínimo, de aquí al 2010, en 2 puntos porcentuales anuales sobre la tasa media de crecimiento anual (que se ha estimado en 5%). Esto llevaría el salario mínimo, en valores actuales, a $ 180.000 mensuales.

(d)    Concretar el compromiso de aumento de los inspectores, generación de una nueva planta y modernización de la Dirección del Trabajo.

(e)    Establecer como requisito para que el Estado pueda efectuar transacciones con una empresa que ésta se encuentre al día en el pago de sus cotizaciones previsionales y no haya sido objeto de sanciones por incumplimientos laborales.

(f)     Perfeccionar la legislación para que la empresa matriz se haga efectivamente responsable del cumplimiento de las normas laborales cuando la contratación se terciariza a través de empresas proveedoras o contratistas.

(g)    Destinar US$180 millones al pago del daño previsional que afecta a los empleados públicos.


6.            Igualdad Regional   

Los esfuerzos de descentralización y para promover el equilibrio entre las distintas regiones del país requieren de impulsos que vayan más allá del accionar inercial de la política presupuestaria. Para tal propósito,

Proponemos:
a)    Que las regiones participen en igualdad de condiciones en la postulación al fondo para proyectos de desarrollo que se genere con el royalty.

b)    Que el proceso de descentralización se profundice sobre la base de enmarcarlo en un gran acuerdo nacional de desarrollo espacial equilibrado del país.
  
7.            Pueblos Originarios

Apoyar con mayor vigor el fondo de compra de tierra en favor de los pueblos originarios, construcción de centros culturales y fomento a la pequeña actividad empresarial de sus miembros.

Proponemos:

(a)          Reconocimiento constitucional a los pueblos originarios

(b)          Recursos adicionales al incremento presupuestario inercial por US$ 252 millones a lo largo del periodo 2005-2010.

8.            Investigación y Desarrollo

Ha crecido el consenso en el país de que una fuente estructural de la desigualdad en la distribución del ingreso se funda en un tipo de producción-exportación caracterizada por los productos primarios. Esta realidad, además, genera vulnerabilidad en el sector externo y limita la posición competitiva de la economía en el mercado internacional. Por tanto, un verdadero esfuerzo para promover mayor incorporación de valor agregado en la producción nacional pasa por un vigoroso avance tecnológico lo que requiere de un salto decidido en investigación y desarrollo.

Proponemos:

            (a)       Actualmente se destina un 0,3 % del PIB a investigación y desarrollo en el país. Proponemos elevar este porcentaje a un 1 % del PIB.



B.           FINANCIAMIENTO.

1.         Modificación del Sistema Impositivo

Con el actual nivel de ingresos públicos es imposible adoptar muchas de las medidas anteriormente propuestas. En efecto, los ingresos tributarios representan menos del 17% del PIB, cifra excesivamente pequeña para el ingreso per cápita de nuestro país y teniendo en cuenta las profundas desigualdades que lo caracterizan.

Mantener los equilibrios macro-económicos, en particular el equilibrio entre ingresos y gastos fiscales, y además asumir el compromiso de mejorar la distribución del ingreso obliga a aumentar los ingresos tributarios.

Para aumentar estos ingresos creemos necesario apuntar a una modificación de los tratamientos impositivos especiales, que abundan en el sistema chileno. En efecto, a pesar de la publicitada neutralidad de la política económica chilena, el sistema tributario tiene un conjunto de regímenes especiales, exenciones, deducciones, créditos a los impuestos, diferimiento del impuesto y tasas reducidas, que se aplican tanto a los impuestos a la renta como al IVA.

Aunque el objetivo que tuvo presente el legislador para introducir estos beneficios tributarios fue promover ciertas actividades económicas y/o zonas del
país, muchos de dichos beneficios tributarios se orientan a privilegiar a las grandes empresas. Considerando la rentabilidad que éstas obtienen se estima innecesario este beneficio adicional. Por lo tanto,


Proponemos:

(a)       Eliminar la franquicia que permite diferir el pago de impuestos por la vía de aplicar depreciación acelerada.[1]

Se propone eliminar esta franquicia para las grandes empresas, vale decir, aquellas con  ventas por sobre 100.000 UF. Esta medida permitiría una mayor recaudación del orden de 374 millones de dólares anuales.

 

(b)       Eliminar el derecho a diferir impuestos por la vía de la amortización de activos intangibles[2]

 

Esta medida permitiría una mayor recaudación del orden de los 136 millones de dólares anuales.


(c)       Eliminar el crédito especial a las empresas contructoras


Las constructoras tienen derecho a imputar contra el IVA un crédito especial igual al 65% del impuesto debitado en sus ventas. El tamaño de este crédito supone que las empresas constructoras operan con márgenes promedio de 65% sobre las ventas. Sin embargo, en la realidad estos márgenes son bastante menores, por lo que es usual que al aplicar este crédito especial se generen remanentes. Estos remanentes pueden ser imputados contra cualquier otro impuesto, o bien, cuando no hay impuestos contra los cuales descontarlos, se puede solicitar su devolución. La consecuencia de lo anterior es que el beneficio a la construcción de viviendas es muy superior a una simple exención de IVA, estando mas cerca de una exención total, como la de los exportadores. [3]

La eliminación de esta exención permitiría una mayor recaudación de 191 millones de dólares al año.

(d)  Eliminar la franquicia que permite que las casas DFL2 que se arrienden no pagan el impuesto de primera categoría.        

(e)  Eliminación de otras franquicias

La eliminación de las exenciones, franquicias y diferimientos de impuestos señalados permiten elevar la recaudación tributaria en un monto equivalente a un 1,4 % del PIB. Estos mayores ingresos permitirían financiar los nuevos programas hasta el año 2007. Para el 2008 se propone que los ingresos producto de la eliminación franquicias y exenciones se eleven a un 1,5 % del PIB, 2,4 % del PIB el 2009 y 2,7 % del PIB el 2010. De esta forma, las exenciones, franquicias y diferimientos de impuestos que en la actualidad representan un 4,2 % del PIB bajarían sustancialmente haciendo más equitativo el sistema tributario del país.
 


(f)   Acentuar el control de la evasión y elusión tributarias

Aunque Impuestos Internos ha avanzado en su tarea de reducir la evasión  y elusión tributarias todavía parece existe un margen para aumentar la captación impositiva por este medio, que modestamente se puede estimar en US$ 300 millones para el periodo 2005-2010.

 2.   Reorientación de recursos fiscales provenientes del crecimiento.

Si el país crece a una tasa media del 5% entre 2006 y 2010, se generarían mayores ingresos tributarios del orden de los US$ 1.100 millones anualmente. Estos mayores ingresos tributarios se originan en el aumento de la actividad económica, lo que se traduce en mayor recaudación tributaria (IVA y otros ingresos tributarios). Por tanto, es necesario que la política de gasto fiscal privilegie con mayor fuerza la atención y solución de los problemas de los sectores más carenciados del país, para lo cual debería reorientar los mayores recursos fiscales originados por el crecimiento de la actividad económica con mayor vigor en la dirección señalada.

3.    Royalty a la minería.

Los recursos naturales, y en particular la minería, poseen una renta que simboliza el valor del patrimonio utilizado como insumo en la actividad productiva. El Estado chileno no ha hecho uso de su derecho a cobrar por la utilización de esos recursos y por tanto ha subsidiado, de hecho, a las empresas nacionales y extranjeras que se han beneficiado de su gratuidad.

La discusión recién se ha abierto con el royalty a la minería, pero lamentablemente se ha confundido, presentándose por las empresas interesadas como si el tema tuviese un carácter impositivo. Este ha sido un error que ha facilitado las posturas de los empresarios mineros y de la derecha, conduciendo a la derrota de la propuesta gubernamental en el Parlamento.

La justicia de una ley que aplique un royalty a la minería es indiscutible. Se aplica en todos los países del mundo y en grados muy superiores a los que ha propuesto el Gobierno. 

Proponemos:

(a)  A lo menos mantener la misma propuesta gubernamental, la que significará mayores recursos por US $ 150 millones anuales en el período 2005-2010. Estos debieran ser destinados a proyectos de desarrollo en que las regiones puedan participar en igualdad de condiciones, como algunos parlamentarios han sugerido.


4.         Austeridad, probidad y transparencia fiscal.

Chile goza de un merecido prestigio internacional en lo que se refiere a los niveles de probidad con que se administra el Estado. La ubicación de nuestro país en los rankings internacionales en la materia así lo demuestra. Sin embargo, si vamos a pedir una contribución mayor a las grandes empresas, vía eliminación de exenciones impositivas será necesario extremar las medidas de austeridad, probidad y transparencia, para facilitar la mejor disposición a estas medidas.

En esa línea, es necesario entregar una señal de esfuerzo adicional por parte de la elite política que administra el Estado, considerando que en Chile la ciudadanía percibe que las altas autoridades públicas tienen rentas demasiado elevadas, para el nivel de desarrollo del país. (Por ejemplo, en Chile la relación entre la dieta parlamentaria y el salario mínimo es de 41 veces, mientras que en Inglaterra es de 6,5 veces; en España es de 12,2; en USA es de 15,6; en Costa Rica es de 14 veces).

Estimamos que disminuirían las dificultades que se pudieran encontrar al momento de proponer mayores tributos, si avanzamos con más decisión en materia de austeridad, probidad y transparencia fiscal.

Proponemos:

(a)  Disminuir la dieta de senadores y diputados y  las remuneraciones de ministros y subsecretarios, en un 20%.

(b)  Disminuir la brecha actualmente existente en la administración pública, entre el salario más alto y el más bajo, de 40 veces a 30 veces.

(c)  Todas las autoridades públicas deberán hacer una declaración pública ante notario de  los activos físicos y financieros que posean antes de asumir sus cargos e informar de sus cambios patrimoniales.

C.        VULNERABILIDAD CIUDADANA

A las desigualdades se agrega la vulnerabilidad de los ciudadanos frente al modelo imperante.

Una dramática expresión de esta vulnerabilidad, entre otras muchas que se pudieran mencionar, se encuentra en la fijación de precios arbitrarios y pagos diferidos de los supermercados a los pequeños agricultores y otros proveedores de menor poder económico; en los acuerdos de precios oligopólicos del negocio farmacéutico que afectan a los enfermos y en las tarjetas de crédito de los grandes almacenes comerciales que recargan duramente los precios de los consumidores abocados a comprar a crédito. Estas vulnerabilidades se traducen en desigualdades y abusos, ya que el pequeño productor no recibe un pago justo por lo que produce y vende. Los consumidores más pobres, que no pueden pagar al contado, se ven obligados a aceptar los altos precios que les fijan las empresas cuando compran al crédito. Y, los enfermos más modestos tampoco pueden comprar medicinas, o deben endeudarse para atender esa necesidad tan básica que es la salud. Aquí, nuevamente, se reproducen los dos Chile. 

Otra expresión, aún más dramática, de vulnerabilidad ciudadana se encuentra en las tarifas de los servicios de utilidad pública. Las jefas y jefes de familia observan con perplejidad esas cuentas que reciben todos los meses. Uno nunca sabe lo que está pagando. Cifras inexplicables aparecen en las cuentas telefónicas y las empresas siempre responsabilizan al cliente, el que debe hacer largas filas, gastar tiempo y dinero en explicar a las ejecutivas que no hemos llamado parientes en el extranjero o que no hemos realizado llamado a números que se dedican a cultivar el morbo telefónico. Las distribuidoras de gas nos amenazan que el gas natural puede subir en cualquier momento porque a los argentinos se les está terminando. Las empresas de electricidad han inventado cálculos de pagos en que siempre pierde el consumidor; y las empresas sanitarias aumentan sus precios porque las constructoras se olvidaron de contemplar los sistemas de aguas lluvias.  Casi siempre en estas disputas tienen la razón las empresas, porque el peso de la prueba se ha depositado en el ciudadano, en el cliente, y no en quien presta el servicio. Para los chilenos que ganan altas sumas de dinero estas arbitrariedades no son sustanciales, porque pueden pagar o porque pueden enviar gestores a resolverlas. No sucede lo mismo con la gente humilde.

Proponemos:

(1)  La reforma a la Ley del Consumidor se aprobó, después de tres años de gestiones de sus asociaciones. Sin embargo, éstas son extremadamente débiles y apenas cuentan con recursos para un precario funcionamiento. Habrá que ver sus resultados y sobre todo el Estado tendrá la responsabilidad de disponer de recursos para que el SERNAC tenga una dotación suficiente de personal que le permita cumplir con sus nuevas responsabilidades. Junto a ello, es decisivo potenciar el movimiento asociativo de los consumidores, dando impulso al fondo que la nueva ley consideró para contribuir al financiamiento de sus actividades de interés social.

(2)  En las relaciones contractuales entre supermercados y almacenes comerciales y sus abastecedores debe establecerse un protocolo público que especifique plazos para los pagos y que precise quién se hace responsable de la publicidad de los productos, así como regular otros asuntos que han afectado seriamente a los pequeños empresarios que proveen a los supermercados y grandes tiendas comerciales.

(3)  Respecto de las arbitrariedades de las empresas de servicios públicos habrá que trabajar una ley en el Parlamento que coloque las cosas en su lugar. Es verdad que las empresas privadas prestadoras de los servicios de utilidad pública tienen un sistema de regulación tarifaria. Sin embargo, lo que preocupa ahora con las facturaciones es que cuando se producen discrepancias entre el cliente y las empresas, el peso de la prueba  se radique en éstas y no en los usuarios. Sólo así se podrá reducir la vulnerabilidad de los consumidores que pone en evidencia una desigualdad inmensa entre ellos y las empresas.


(4)  Para la necesaria efectivización de los derechos de las personas cuando éstos son transgredidos por organismos públicos o por acción de los particulares que prestan servicios de utilidad pública, es urgente promover la aprobación parlamentaria de la iniciativa que crea en nuestro país el Defensor del Ciudadano, organismo autónomo encargado de velar por la promoción y resguardo de los derechos fundamentales de todos los habitantes del territorio nacional. El proyecto respectivo sigue sin tramitarse en la Cámara de Diputados, donde se volvió a presentar en diciembre de 2003, por lo que se corre el riesgo de que esta importante materia de fortalecimiento democrático quede una vez más incumplida al concluir el período de gobierno del presidente Lagos, tal como ocurrió en las anteriores administraciones de Aylwin y Frei.

D.   CONCLUSIONES

1.         Para terminar con las desigualdades sociales en Chile se requiere de mayores recursos para atender las necesidades de los sectores postergados. El propio sistema tributario se caracteriza por promover la desigualdad ya que la captación impositiva se basa en más de un 50% en el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que, en términos proporcionales a los ingresos de las personas, carga muy fuertemente a la gente más modesta. Por ello, para obtener mayores recursos y actuar con justicia distributiva, no se puede apelar al IVA. Más bien, a mediano plazo habría que realizar esfuerzos para disminuirlo.

2.         Consecuentemente, para financiar los gastos adicionales que se requieren para reducir las desigualdades habrán recursos provenientes de la eliminación de las exenciones tributarias, diferimientos y franquicias así como de los mayores recursos provenientes del control de la evasión y de la aplicación del royalty a la minería. A ello se agregan los mayores recursos impositivos generados por el crecimiento.

3.         Con la propuesta de financiamiento sugerida, la carga tributaria, en términos porcentuales respecto del PIB, pasaría desde 17% a cerca del 20% Es difícil escandalizarse con estos guarismos, que siguen siendo bajísimos con relación a los países de la OECD y aun reducidos en comparación con países de nivel intermedio de desarrollo.  Y, sobre todo es difícil escandalizarse si estos recursos adicionales tienen por propósito reducir las desigualdades.

La propuesta que ofrecemos al país es razonable y modesta. Buscamos con ella alcanzar un acuerdo mayoritario que permita una efectiva integración económica y social de todos nuestros compatriotas. Queremos un acuerdo para que ningún chileno se sienta excluido de los beneficios del crecimiento. Así entendemos el verdadero progreso. Esta es la real modernización que deseamos para Chile. Con esta propuesta buscamos que los ricos hagan un modesto esfuerzo económico en favor de los humildes, ya que éstos han aportado con creces al crecimiento de nuestro país. Pero los ricos deben entender que su esfuerzo los beneficiará a largo plazo, porque sólo reduciendo las desigualdades tendremos un país sin tensiones sociales, con menos delincuencia y con mayor estabilidad política. Consecuentemente, tanto la ética como la razón demandan a todos los chilenos apoyar este conjunto de medidas para reducir las desigualdades. Ya no hay más tiempo. Así lo debiera entender el mundo político, los grandes empresarios, los ejecutivos públicos y privados de altos ingresos. Así lo deben entender los candidatos y las candidatas presidenciales. Esta es una demanda de los pequeños empresarios; de los trabajadores de las empresas productivas, de los servicios y el comercio; de las temporeras; de los jubilados; de los estudiantes; de las madres; y de todos aquellos que tenemos sed de justicia. Las desigualdades no pueden terminar con Chile y la familia chilena. Nosotros debemos terminar con ellas.


Sergio Aguiló Melo, Diputado de la República
José Ruiz Di Giorgio, Senador de la República
Juan Bustos, Diputado de la República
Enrique Accorsi, Diputado de la República
Jorge Arrate, ex Ministro de Educación y del Trabajo
Roberto Pizarro, ex Ministro de Mideplan
Luis Riveros, Rector de la Universidad de Chile
Arturo Martínez, Presidente Nacional de la CUT
Raúl de la Puente, Presidente Nacional de la ANEF
Cristina Girardi, Alcaldesa de la Comuna de Cerro Navia
Cristian Galaz, Cineasta
Diamela Eltit, Escritora
Cristian Acuña, Cineasta
Ana Bell, dirigente nacional de la CUT
Francisco Fernández, ex Fiscal Nacional Económico
Coral Pey, Alianza Chilena Para un Comercio Justo y Responsable
Fanny Pollarolo, ex Diputada de la República
Nivia Palma, ex Directora de FONDART
Ruben Andino, Periodista
Luis Sierra, Economista
Francisco Varas, Concejal de la comuna de Cerro Navia



                                                           Cuadro 1
INTERVENCION EN INGRESOS



AÑOS 2006 - 2010



(Cifras en millones de dólares)















Conceptos
2006
2007
2008
2009
2010






Ingresos
2.196
2.355
3.034
3.770
4.342
    Control de evasión (1)
50
100
150
200
250
    Exenciones (2)
1.079
1.133
1.702
2.326
2.781
        Depreciación acelerada
465
488
513
538
565
        Amortización intangibles
167
176
185
194
204
        Crédito especial construcción viviendas
233
244
256
269
283
        Arrendamiento viviendas DFL 2
214
225
236
248
260
        Otras exenciones
 0
513
1.077
1.470






    Royalty (3)
150
150
150
150
150
    Ingresos por crecimiento (4)
917
972
1.031
1.094
1.160






Gastos
1.525
2.238
2.951
3.665
4.321
    Duplicar subvención escolar (5)
484
726
968
1.210
1.452
    Becas universitarias (6)
116
174
232
290
290
    Alimentación escolar (7)
39
79
118
158
197
    Triplicar jardines infantiles (8)
57
114
172
229
286
    Aumento 100 % gasto consultorios (9)
82
123
164
205
246
    Igualar pensiones a salario mínimo (10)
111
221
332
443
553
    Incremento 75 % pensiones asistenciales (11)
37
55
73
91
109
    Pen. Asist. mayores 60 años M y 65 años H (12)
108
162
216
270
324
    Pensiones temporeros (13)
11
22
33
44
55
    Pueblos originarios (14)
84
126
168
210
252
    Daño previsional (15)
60
90
120
150
180
    Financiamiento regiones (16)
150
150
150
150
150
    Investigación y desarrollo (17)
186
195
205
215
226












Balance
670,2
117,2
82,5
105,0
20,8






Notas:
(1)           Se estima que es posible bajar la evasión en $US 250 millones en el periodo
(2)           En el 2006 y 2007 las exenciones, franquicias y diferimiento de impuestos generarían mayores ingresos tributarios equivalentes a un 1,4 % del PIB, para luego elevarse a 2 % en el 2008, 2,2 % en el 2009 y 2,5 % el 2010.
(3)           El royalty generaría $US 150 millones según lo que se está discutiendo actualmente en el Congreso.
(4)           Los ingresos tributarios originados por el crecimiento son equivalentes a la expansión del PIB por una elasticidad ingresos de 1,018.
(5)           Se propone duplicar la subvención escolar en 6 años a los fines de tender a igualar el gasto por alumno público con el privado en un mediano plazo.                                                                                                                             
(6)           Se supone que se entregan becas a los universitarios de menores ingresos: 20.000 en 2005, 40.000 en 2006, 60.000 en 2007, 80.000 en 2008, 100.000 en 2009 y 100.000 en 2010.
(7)           Se propone duplicar el programa de alimentación escolar con el propósito de cubrir el 100 % de los niños con carencias alimentarias.                                                                                                         
(8)           En el país existen 1.441.864 niños entre 0 y 4 años. Se propone triplicar el presupuesto de la  JUNJI en seis años de forma de cubrir el universo total de niños en edad preescolar.                 
(9)           Se propone elevar en un 100% el gasto de los consultorios de salud por constituir la fase preventiva de la salud en el país y, por lo tanto, una buena y generalizada atención primaria descomprimen la atención en hospitales.
(10)         Se propone elevar las pensiones de antigüedad, vejez, invalidez, viudez, orfandad y montepíos a $ 120.000. Esto significa beneficiar a cerca de 700.000 pensionados.
(11)         Se propone elevar las pensiones asistenciales en un 70%.
(12)         Se propone otorgar pensiones asistenciales a todos los chilenos que cumplan 60 años en el caso de mujeres y 65 años en el caso de hombres, siempre que no hayan tenido una relación de imposiciones con el INP o con alguna AFP. Actualmente las pensiones asistenciales benefician a unas 450.000 personas y, se estima que deberían recibirla unas 900.000 personas.
(13)         Se propone apoyar a los / las temporeros / as para que enteren su cotización ya que en la actualidad sólo lo hacen por el tiempo que están contratados el cual es de 6 meses. Los cálculos suponen que el Estado se hace cargo del 50 % de la cotización faltante y el empleador entera el 50% restante. Esto beneficiaría a 400.000 personas.
(14)         Se propone entregar financiamiento hasta un monto de 250 millones de dólares orientado a financiar compra de tierras, educación y emprendimiento de los pueblos originarios.
(15)         Estimación de mayor gasto para paliar el daño previsional en sector público
(16)         Se propone orientar  la mayor parte de la recaudación a las regiones.
(17)         Se postula elevar en un plazo de 6 años el gasto en investigación y desarrollo de un 0,5% del PIB a un 1,3% del PIB.   


[1]              El artículo 31 N° 5 de la LIR establece un mecanismo de depreciación acelerada que permite depreciar los bienes físicos del activo inmovilizado en un tercio de la vida útil normal determinada por el Servicio de Impuestos Internos.
[2]              La ley de Impuesto a la Renta permite que los gastos de organización y puesta en marcha; los gastos en investigación y desarrollo; y los gastos incurridos en la promoción y colocación de productos, sean deducidos instantáneamente de la utilidad. En la contabilidad financiera, en cambio, estas inversiones suelen amortizarse en varios períodos. Por otro lado, activos intangibles como derechos de llave, marcas, patentes y otros similares, se amortizan en la contabilidad financiera pero no son deducibles como gasto en la contabilidad tributaria, produciéndose un mayor pago de impuestos que se revisarán cuando dichos activos sean enajenados.
[3]              En términos prácticos, la aplicación del IVA encierra algunas dificultades, como es el valor del terreno que está implícito en el precio de venta del inmueble, el cual no es aconsejable gravarlo con IVA. En términos sociales, los beneficios para la adquisición de viviendas de bajo costo es uno de los objetivos de la política social de los gobiernos, y la exención de IVA apuntaría en esa dirección. Sin embargo, cabe señalar que la exención favorece a todo tipo de vivienda, no sólo a las de bajo costo, a diferencia de un subsidio directo, como lo es el subsidio habitacional.