Salvador Allende siempre optó por los trabajadores. Ni la más mínima duda en sus decisiones. Desde el primer discurso, recien elegido Presidente, hasta su inmolación en la Moneda su preocupación principal fueron los humildes: “Trabajadores de mi Patria...tengo fe en Chile y su destino.....” Y no fueron sólo palabras. Ministros obreros y dirigentes sindicales siempre fueron consultados en los momentos decisivos. El Presidente Lagos, en cambio, ha optado por los empresarios. Y por los grandes: los grupos económicos y las transnacionales.
No había pasado un año del actual gobierno cuando el Comité Ejecutivo del Banco del Estado (convertido posteriormente en BancoEstado, gracias a la bien pagada sugerencia de Tironi) adoptó la decisión de prestar US$ 130 millones al Grupo Luksic, para que comprara el Banco Chile y lo uniera al Banco Edwards. Las críticas de la ciudadanía a la concentración financiera, a la utilización del único banco público como instrumento de apoyo al gran capital en vez de a las pymes fueron categóricamente desestimadas por La Moneda. El vocero de la época, Claudio Huepe, el Ministro de la Presidencia, Alvaro García, y el Ministro de Hacienda, Eyzaguirre, defendieron con pasión la decisión que había tomado Estévez, Presidente del Banco del Estado.
Un año después del caso Luksic, se supo que las hamburguesas de un local de la empresa Mac-Donald´s habían provocado serios trastornos digestivos en los niños que las habían ingerido. El propio Instituto de Salud Pública destacó el hecho con preocupación, llamando al orden a la empresa. Sin embargo, La Moneda desestimó los cuestionamientos y optó por la transnacional. En este caso, no sólo de los afectados sino también del servicio responsable de la salud pública de los chilenos. Esta vez, los enviados a poner la cara para defender a la Mac-Donald´s en desmedro de la salud de los niños fueron el Ministro del Trabajo, Ricardo Solari, el Subsecretario de Salud, la Vicepresidenta del Comité de Inversiones Extranjeras y el Director de Capacitación del Ministerio del Trabajo, Daniel Farcas.
A todos ellos el gobierno les impuso la tarea de masticar jugosas hamburguesas frente a los medios de comunicación para reiterarle a la Mac-Donald´s que era bienvenida y mostrarle a los capitalistas norteamericanos de que en Chile se respetaba y anhelaba la inversión extranjera, por sobre cualquier otro tipo de consideración.
Pocos meses antes de la celebración de los tres años del actual gobierno, explotó el episodio Angelini. Frente a los cuestionamientos de la Fundación Terram, de que la ley de pesca favorecía al Grupo Angelini y perjudicaba seriamente a los pescadores artesanales, la Moneda no sólo optó por el gran capital sino que además dió su apoyo a Andrés Zaldivar, propietario de acciones de las pesqueras de Angelini, para que no se inhabilitara en la votación. La señal fue clara. el Ministro del Interior, J. Miguel Insulza, visitó al Presidente del Senado, en las propias oficinas de éste, para mostrarle a todo el país que era más importante una Concertación unida antes que la existencia de incompatibilidades de intereses entre la actividad parlamentaria y los negocios.
También en apoyo a Andrés Zaldivar, tanto el Ministro de Economía como el Subsecretario de Pesca han declarado, sin vergüenza, que tener un 0,2% de acciones no es para inhabilitarse. Ambos gestos constituyen la prueba de que el gobierno de Lagos se ha colocado del lado de las grandes empresas pesqueras del Grupo Angelini antes que por la actividad artesanal de los modestos pescadores de nuestro país.
Lo concreto supera a los discursos.Las palabras no sirven. Las acciones son las que definen a los gobiernos. Lagos, a diferencia de Allende, se olvidó de sus compromisos programáticos con los trabajadores y con los pequeños empresarios. Ha optado por el gran capital.
28-11-02
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