domingo, 28 de noviembre de 2010

SAGA DE LOS CISNES

El organismo regional que debería proteger el medio ambiente de Valdivia aprobó la construcción de la celulosa Celco en un santuario de la naturaleza. Los ministros de Estado, que forman el directorio de Conama, dieron el visto bueno a la decisión regional. Este grave error se ha repetido en la aprobación de la explotación minera de la Barrick, empresa que para extraer oro pretende eliminar tres glaciares que constituyen parte del ecosistema de la 3ª región. La institucionalidad medio ambiental en nuestro país ha perdido credibilidad. 


La muerte de los cisnes de cuello negro generó una potente protesta ciudadana en Valdivia. Ésta fue fundamental para suspender por algunos días el funcionamiento de la planta del Grupo Angelini. Ayudó, también, el interés del gobierno de Chile por incorporarse a la OCDE, organismo crítico de la política e institucionalidad medioambiental existente en nuestro país. 

Sin embargo, el tiempo pasó rápido. Una multa insignificante y el compromiso de que al cabo de un año la podredumbre de Celco se lanzaría al mar, permitieron que el atentado ecológico continuara. Mientras los cisnes siguen muriendo, la Corte Suprema exculpó a la empresa, convirtiendo la disputa en caso cerrado a pesar de la falsificación de documentos en que se basó su defensa. 

Actualmente, la paralización voluntaria de la planta no obedece a un reconocimiento de los errores cometidos sino más bien a una retirada táctica de la empresa frente a la inmensa protesta de la ciudadanía. 


Las leyes del mercado son ciegas frente al equilibrio ecológico y al destino de las generaciones venideras. La pasión empresarial por el lucro, si no es debidamente regulada, destruye la naturaleza y condena a los más débiles a asumir los costos de un crecimiento irresponsable. 

Los dueños de la celulosa han querido enriquecerse lo más rápido posible, sacrificando los cisnes y, probablemente, la propia salud de los habitantes de Valdivia. 



Los empresarios con poder económico hacen valer su fuerza incidiendo de facto en el mundo político. También se sirven de personas ambiciosas que pueden utilizar como lobbistas. Al ex Ministro de Vivienda, el Sr. Alberto Etchegaray, lo convirtieron en Presidente de Celco. Conocido por el “servicio país” y promotor del humanismo cristiano, se ha prestado para proteger a los asesinos de la naturaleza a cambio de una buena paga. 

También el Sr. Paulo Daud, contratado como gerente ambiental de Celco, se envileció en el crimen ecológico a pesar de haberse formado en la misma Conama. Éste, al menos tuvo la decencia de renunciar ante las presiones de la sociedad civil. Los que son frágiles frente a las tentaciones económicas o a las exigencias de los poderosos tienen tanta o mayor responsabilidad que los dueños del capital en la destrucción de la naturaleza en Valdivia. 

El caso de los cisnes de cuello negro ha puesto de manifiesto, una vez más, que las instituciones en Chile funcionan a favor de los poderosos. La única forma de contrarrestar esta manifiesta desigualdad es apelar a la movilización ciudadana. Ésta tendrá que perseverar para que no se imponga, como tantas veces, una solución de parche en Celco y deberá exigir al mundo político una nueva institucionalidad medioambiental que actúe con independencia frente al poder económico. 


07-07-05

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