martes, 23 de noviembre de 2010

LA VENGANZA

El 31 de marzo, cuatro norteamericanos sufrieron una violenta emboscada por militantes de la resistencia en Faluja, 40 kilómetros al oeste de Bagdad. Los soldados de Alá desplegaron  todo su odio contra el invasor. Después de muertos, sus cuerpos fueron quemados, mutilados y arrastrados por multitudes que gritaban consignas anti-norteamericanas. El hecho se parece a lo sucedido en Somalía, cuando en octubre de 1993, durante una terrible batalla de quince horas, dieciocho soldados norteamericanos perdieron la vida en las calles de Mogadishu y sus cuerpos fueron también destrozados. 

Los muertos de Faluja se agregan a los doscientos españoles asesinados en el atentado suicida al tren de Madrid, también en el mes de marzo, en venganza por el apoyo de Aznar a la guerra de Bush en Irak.

Mientras Clinton tuvo la inteligencia de retirar sus tropas de Somalía, Bush no parece estar dispuesto a renunciar a Irak,  según se desprende de las opiniones de Richard Clark a la CNN y destacadas en su libro  “ Contra todos los Enemigos”. El renunciado asesor sobre antiterrorismo de la Casa Blanca ha dicho que la invasión de Bush a Irak nada tuvo que ver con la lucha contra el terrorismo y que después del ataque a las Torres Gemelas siempre estuvo en la mente del Presidente golpear a Haddam Hussein antes que a Bin Laden. 

Incluso, Clark acusa directamente a Bush de presionarlo para que encontraran argumentos que permitieran inculpar a Irak de los ataques a las Torres Gemelas. A pesar de que en la comunidad de inteligencia existían poderosos antecedentes sobre la preparación de ataques terroristas por parte de Al Kaeda, Bush estaba obsesionado con invadir a Irak.

Entonces, ¿qué hay detrás de la invasión a Irak?

Existe información suficiente y manifiestos indicios de que la teoría de la “guerra preventiva“, explicitada después del ataque terrorista a Nueva York es, en realidad, parte de una estrategia concebida mucho antes por un grupo de políticos e intelectuales conservadores, que buscan configurar para el siglo XXI un mundo regido bajo estricta hegemonía norteamericana. 

El Secretario de Defensa, Rumsfeld, el vicepresidente Dick Cheney, el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz, dirigentes del Departamento de Estado como Richard Armitage y Paul Bolton, y el jefe del Consejo Asesor del Pentágono, Richard Perle, esbozaron una estrategia para establecer un mundo hegemonizado por los Estados Unidos ya en 1997, en el denominado “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano”. El ataque a las Torres Gemelas fue la justificación ideal para implementar su proyecto sin mayores inhibiciones.

El proyecto de los halcones consiste en desplegar un cordón militar en aquellas regiones más explosivas, como base para asegurarse el nuevo mundo que anhelan. En realidad, lo que está en el fondo de su proyecto hegemónico no son sólo los riesgos del terrorismo islámico sino que les preocupa muy fundamentalmente debilitar los intereses de Rusia, la India, China y de las potencias europeas.

El primer paso fue derrocar al gobierno talibán de Afganistán con la justificación que con ello destruirían a Al Kaeda. Acusados de proteger a Osama bin Laden y su red terrorista, los talibanes no pudieron ofrecer resistencia a la coalición militar dirigida por EEUU. El posicionamiento militar norteamericano en Afganistán asegurará el paso del petróleo desde Uzbekistán, Azerbaidján y Kazajstán hacia el Océano Indico, a través de Pakistán, y por Asia Central. Paralelelamente, con ello lograrán disminuir el rol protagónico que Rusia, China e Irán podrían tener en la región. 

Luego, con el ataque a Irak se ha consagrado la reestructuración política del Medio Oriente bajo hegemonía global de Washington, reafirmándose su doctrina de seguridad nacional. En la Casa Blanca se desarrolla la idea de que el futuro de la región podría conocer un destino similar a los regímenes comunistas de Europa del Este, con Estados Unidos ejerciendo de director de los cambios políticos, para implantar gobiernos serviles a los intereses de Washington y para beneficios de las empresas petroleras norteamericanas.

La estrategia político-militar de la Casa Blanca ha convertido al mundo en un lugar muy peligroso que no sólo lo sufren los marines norteamericanos sino los ciudadanos comunes.. 

Cómo la pretensión hegemónica norteamericana es global, la respuesta terrorista ataca en cualquier lugar del mundo a todos aquellos que coinciden con las políticas de Washington. España ha sido un ejemplo dramático. Mañana quizás lo será Inglaterra. 

Ojalá, la venganza islámica no llegue a nuestro territorio.

02-04-04

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