LEY DEL EMBUDO

El desempleo aumenta y la distribución del ingreso se ha deteriorado. Los economistas del establishment han sostenido hasta el cansancio que el crecimiento es la varita mágica que todo lo resuelve. Las cifras y la realidad misma prueban la falsedad de este argumento.

Al colocar todos sus huevos en la canasta del crecimiento los economistas neo liberales han fracasado rotundamente en sus pronósticos. Los empresarios que los usan y los políticos que los admiran se encuentran perplejos. 

En el año en curso, con un aumento del PIB superior al 5%, la tasa de desempleo ha sido mayor que el 2003 cuando el crecimiento alcanzó apenas el 3%. Esta es prueba cabal de que la correlación rápida entre crecimiento y empleo no es válida para la economía chilena. 

La ideología y la ignorancia son ciegas y conducen a graves errores. Chile tiene un patrón productivo y exportador basado en la exportación de recursos naturales, con escasa integración hacia la totalidad del sistema económico. En tales condiciones, los beneficiados con el crecimiento son básicamente los nucleos productivos anclados en el cobre, la pesca, el sector forestal y la agricultura moderna. 

Como todos estos sectores de actividad enfrentan una salvaje competencia internacional los ejecutivos de las actividades internacionalizadas han concentrado sus esfuerzos en reducir los costos de la fuerza de trabajo en base a nuevas tecnologías, a la racionalización administrativa y a la externalización de los contratos laborales. Por otra parte, como el eje de la política pública radica en el superávit estructural y no en el empleo, los programas de recomposición productiva, investigación tecnológica y capacitación de trabajadores son muy insuficientes tanto para fundar nuevas actividades generadoras de empleo como para proteger a los desempleados. 

Así las cosas, la desocupación se ha tornado estructural y el mercado no ha servido como instrumento espontáneo para el desarrollo de nuevas actividades. 

Por otra parte, la economía chilena al basar su dinamismo en los recursos naturales está condenando a su población a una pésima distribución del ingreso. 

El cuadro adjunto revela que la parte del león del PIB del 2003 se lo llevó el 15% de la población, donde cada persona obtuvo US$ 17.722, mientras que el 25% de los chilenos recibieron apenas US$ 742 cada uno. Como se espera que la economía crezca en 5% real en el 2004, el aumento del PIB se distribuirá de manera dramáticamente desigual. En efecto, cada persona perteneciente al 25% más pobre recibirá apenas US$ 36 del crecimiento a fines del 2004, mientras que cada una del 15% más rico se llevará US$ 1.240 de ese aumento.  

Esto revela que si el Estado no desarrolla iniciativas deliberadas que apunten a mejorar la distribución, la tendencia natural del mercado hace que el crecimiento del PIB se concentre en los más ricos.

Para enfrentar la mala distribución de los frutos del crecimiento habría que actuar en tres ámbitos. Por una parte, en el plano estructural se requiere diversificar la actividad productiva y exportadora, en base a actividades que incorporen mayor valor agregado nacional a los bienes y servicios. Éstas permitirían generar nuevos empleos y de mejor calidad, con el consiguiente aumento de los salarios. Por otra parte, es urgente potenciar la micro y pequeña empresa, con crédito barato y apoyo efectivo en capacitación empresarial, tecnología y canales de comercialización. Finalmente, el Estado debiera aumentar sustancialmente la inversión en tecnología, educación, salud, previsión, pueblos originarios y en las regiones, lo que exigirá un replanteamiento del actual sistema impositivo. 

    Distribución del PIB en 2003 y en 2004

Población	PIB US $        per cápita 2003	PIB US $    Per cápita 2004	Aumento PIB US$    per cápita (*)
3.876.893	742	778	36
3.552.390	1.683	1.801	118
3.152.411	2.766	2.959	193
2.710.215	5.078	5.433	355
2.297.238	17.722	18.962	1.240
15.589.147	4.622	4.946	324
(*)  Se estima crecimiento del PIB 2004 de 5% e inflación de 2%.

15-11-04