Me encontraba en Buenos Aires cuando la vi en la televisión nacional de Chile. Era Vivianne Blanlot, la ministra de Defensa, en las exequias de Pinochet, que se mostraba imperturbable y con una dignidad que pudieron observar millones de personas en el mundo entero. Estaba sola, en medio de una jauría que la insultaba y que convirtió el funeral del dictador en un acto político de la derecha dura. La Ministra de Defensa, favorecida con un impecable traje blanco, trasmitía una sorprendente tranquilidad interior.
Los que creemos en la democracia y quienes pensamos que las Fuerzas Armadas constituyen un patrimonio de todos los chilenos nos sentimos orgullosos por el comportamiento de Vivianne Blanlot.
Los que creemos en la democracia y quienes pensamos que las Fuerzas Armadas constituyen un patrimonio de todos los chilenos nos sentimos orgullosos por el comportamiento de Vivianne Blanlot.
El hijo menor de Pinochet y vocero de la familia, Marco Antonio, no supo devolverle la mano al gobierno. Mostró el mismo doblez de su padre. Agitó a sus huestes, politizó el entierro, argumentando en todos los medios de comunicación el rechazó a la presencia de la Ministra de Defensa en las exequias. Sin embargo, como bien dijo Vivianne Blanlot en entrevista a El Mercurio, ese rechazo no tenía asidero. La Escuela Militar no pertenece a la familia Pinochet sino al Estado de Chile, a todos los chilenos. El gobierno había permitido esa ceremonia en un recinto militar y, el carácter público del funeral le impedía a Marco Antonio Pinochet discriminar a los invitados y, en ningún caso, vetar a la máxima autoridad militar del país.
Y después vino el nieto. Tonto como su padre y cobarde como el abuelo. Leyó un discurso a media lengua, con diatribas anticomunistas y ataques a los jueces, que pasarán a la posteridad como un monumento a la estupidez. Cobarde , porque cuando decidió hacer uso de la palabra ya había decidido retirarse del Ejército; o sea, el nieto, al igual que el abuelo, actuó sobre seguro. Es que los genes son los mismos.
La tranquilidad y valentía de la Ministra Blanlot en la hora final del dictador simbolizan la derrota política definitiva del pinochetismo. Bien por el gobierno Bachelet. Bien por su Ministra de Defensa.
19-12-06
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